Hablar del campo es un tema obligado en San Fernando, un municipio de vocación eminentemente rural que durante muchos años ha conservado un liderazgo en la producción de granos, reconocido a nivel nacional.
Los productores vivieron tiempos gloriosos, de los que ya no quedan más que recuerdos y suspiros, nostalgia de una época de abundancia que se materializada en el bienestar de las familias y oportunidades para el desarrollo de los jóvenes de aquella época, que con el fruto del esfuerzo de sus padres, pudieron estudiar en universidades y establecer negocios que les dieron para una forma diferente de vida.
Hasta los que no sembramos la tierra, recordamos aquellos tiempos esplendidos, que chocan dramáticamente ahora con la realidad, en especial en este año, que es considerado el peor de todos, porque aunque se han resentido sequias, heladas, plagas, huracanes y una larga serie de fenómenos naturales, los productores nunca habían caído tanto en la indefensión y en la insolvencia que hoy les impide sembrar sus tierras.
Se mantiene la perspectiva de un 30 por ciento de la superficie dedicada al cultivo de sorgo que podría quedar sin ser sembrada, porque los agricultores no tienen para el diesel, la semilla y los trabajos, su condición económica es de apremio, de tal suerte que con dificultades, miles de estos apenas tienen para cubrir las necesidades más básicas de sus familias.
Y aquí una pregunta… ¿de qué van a vivir los miles de productores que no puedan sembrar ni rentar cerca de 90 mil hectáreas que podrían quedar sin ser sembradas?.
La mayor parte de estas familias reciben apoyos sociales, es cierto.
Pero los apoyos representan apenas porciones pequeñas para resolver las necesidades elementales, que todos los días se tienen que resolver y donde estará faltando el producto de la cosecha o de la renta de las tierras.
Estamos hablando de miles de familias del campo que van a pasar por condiciones muy críticas y cuya situación sin duda tendrá un impacto negativo en la vida de todos.
Y aquí salta otra pregunta… ¿ya están viendo cómo van a ayudar a esas familias?.
Es tiempo de tomar medidas, para que las consecuencias no atropellen la paz social, como ha ocurrido históricamente cuando las personas comienzan a tener hambre y la despensa se encuentra vacía y no hay recursos para adquirir víveres.
“Comer es primero que ser cristiano, reza una frase lapidaria, de donde se desprenden muchas acciones que generalmente son lesivas para la sociedad.