El líquido que llega a los hogares de miles de familias sanfernandenses a través de las llaves, no es apta para el consumo humano, sino que únicamente se le da un proceso de cloración que no cubre las normas adecuadas para dar al vital elemento la inocuidad debida para el uso doméstico sin riesgos para la salud.
Se trata de un tema que ha sido puesto sobre la mesa en repetidas ocasiones durante los últimos 20 años, pero no se han logrado recursos para la construcción de una obra que sirva para darle al agua que utiliza la población, las condiciones de incolora, incolora, insípida, transparente, salubre y libre de microbios, que cubren el concepto de potable.
Análisis realizados por particulares arrojan que además las aguas que corren por las tuberías de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado –COMAPA- están cargadas de metales pesados y otros elementos que son dañinos para la salud, donde destacan también heces fecales.
Dentro del padrón de usuarios se encuentran miles de personas que bajos ingresos o desempleados cuyas familias consumen el agua que sale de las llaves y que son quienes se encuentran mayormente propensas a sufrir padecimientos de origen hídrico, enfermedades de la piel, en los ojos y otras complicaciones se salud por el uso de un líquido que no es apto para el consumo humano.
Una potabilizadora requiere de una fuerte inversión, pero es altamente necesaria para avanzar en el cuidado de la salud de la población, que además daría a San Fernando la dimensión de una ciudad en desarrollo, cubriendo los más elementales estándares de calidad a que tienen derecho todas las personas.