Aproximadamente un 15 por ciento de la población de menores ingresos, radicada en colonias de la periferia consume agua de la llave, ante la falta de recursos para adquirir garrafones o surtirse en los molinos, donde ya sale purificada y su costo es más económico.
Este elemento que sale de las llaves, está saturado con metales pesados y es causante en gran parte de enfermedades gastrointestinales, que constituye una de las principales causas de morbilidad entre las población sanfernandense de todas las edades, lo que demuestra la urgencia de contar con una planta potabilizadora de agua o seguir mecanismos de mayor control, para darle la inocuidad debida..
Esta agua no puede considerarse como potable y en cambio, es causa de padecimientos estomacales y otros males, debido a que no se encuentra sometida a un proceso científico que garantice su calidad para ser consumida por las personas.
Los contenidos del agua clorada que llega a los hogares de miles de familias es muy cuestionable, simplemente porque no es sometida a un procedimiento que permita quitarle el exceso de sales, materiales pesados y demás impurezas, entre las que se han encontrado cloriformes fecales, todo esto sumamente dañino para los organismos.