En el marco de “El Día Internacional de las Personas Desaparecidas” ayer se congregaron en el monumento a la madre de San Fernando mujeres que no han perdido la esperanza de localizar a sus hijos después de meses o años de ausencia forzada.
San Fernando al igual que el resto de Tamaulipas y de gran parte de la República Mexicana enfrenta la grave y dolorosa problemática de personas generalmente varones de diferentes edades, que en un momento dado han desaparecido de la vida de sus familias sin dejar rastro y que pese a las tenaces búsquedas que se han realizado en territorio y por medio de las redes sociales no ha sido posible hasta el momento, dar con ellos ni tener datos sobre su paradero.
Pese a todos los obstáculos y riesgos que enfrenta la búsqueda en territorio de personas desaparecidas, las madres no ceden un ápice en sus esfuerzos y siguen hurgando palmo a palmo, escudriñando, buscando cualquier indicio que pueda conducirlos a dar con el paradero de sus hijos vivos, o bien de los restos mortales en casos donde ya han aceptado que por el tiempo transcurrido y las circunstancias en que se dieron las desapariciones, es muy difícil que puedan estar con vida.
Destaca dentro de esta aguda problemática la incapacidad del estado mexicano por trabajar con mecanismos que permitan avanzar en la localización de las personas desaparecidas, siempre se interponen la falta de recursos o de herramientas suficientes para que las personas asignadas a esas tareas puedan desempeñar una labor con la eficiencia que la desesperación y la angustia de las madres y padres de los desaparecidos y desaparecidas requieren.
El gobierno mantiene una deuda que no podrá pagar nunca por la situación en que se encuentran las personas que no pueden localizar a sus seres queridos desaparecidos, que viven en un constante infierno que los ha llevado a enfermedades graves e incurables y en muchos casos a la muerte, al sentir que no podrán recuperar lo que es parte de ellos mismos y que por diferentes motivos en la mayor, parte sin causa alguna perdieron de la manera más dolorosa.
No solamente se trata de varones adultos o de jóvenes que han sido víctimas de desapariciones forzadas, también hay madres de familia, jovencitas, niñas y niños que no pueden ser localizados por sus familiares pese a que han efectuado tareas agobiadoras, donde han sido apoyadas por familiares, amistades y personas piadosas que se han sumado a las búsquedas, sin el resultado que anhelan y las mantiene en pie de lucha.
Resulta muy triste ver las condiciones en que se encuentran las madres y padres que buscan a sus hijos desaparecidos, es lamentable que no se les pueda dar una respuesta en un tiempo razonable porque además dentro de los muchos inconvenientes que se han presentado, resalta que en los exámenes forenses se han cometido infinidad de errores garrafales que han llevado a la confusión y el yerro de identificar de manera errónea los restos de cuerpos que han sido localizados en centros de exterminio o en las fosas clandestinas que abundan por todo el país.
Pero también sobresale la férrea determinación y el ánimo de las madres por no rendirse y continuar hasta el final de sus existencias, buscando a sus hijos, reclamando, recorriendo montes, laderas, montañas y todos aquellos lugares donde les dicen que posiblemente pueden encontrar restos de personas que fueron asesinadas o ultimadas en condiciones atroces, que nos hacen ver la descomposición social y la pérdida de valores que impera actualmente provocando daños irreparables en el tejido social y dejando además de paso por los suelos la capacidad del estado por afrontar con eficiencia este tipo de lamentables atrocidades que en México han dejado mas daños que cualquier terremoto o huracán de consecuencias catastróficas.