Publicaciones informativas de los últimos días sobre las cuotas de inscripción en las escuelas públicas, han tenido efectos pasionales entre padres y madres de familia, que exponen posiciones contrastantes en torno a te polémico tema, que en años anteriores fue motivo de discusión en las cámaras de senadores y diputados federales, donde sus integrantes coincidieron en que no tienen motivo, ni razón de ser.
Los representantes populares de las tribunas más altas del país, no estuvieron de acuerdo en que se apliquen cuotas y que en todo caso, sean los padres de familia quienes decidan sobre el pago de recursos económicos, pero de manera voluntaria, sin presiones y sin repercusiones en la educación de sus hijos, cuando no puedan o no quieran realizar esas contribuciones.
Es decir que no se pueden tomar como obligatorias, que esto quede bien claro; en este periodo de regreso a clases, pero como siempre el tema vuelve a estar en boga con interpretaciones muy diferentes entre los mismos padres de familia.
Los que forman parte de las asociaciones encargadas de cobrar las cuotas, arguyen que lo que pagan es muy poco y que esas cantidades tienen como destino el pago de servicios para el bienestar de los educandos; la electricidad por ejemplo que sirve para sostener los climas artificiales y el agua, principalmente, aunque en algunos casos de ahí mismo se cubren gastos de personal que realiza la limpieza.
Están también los padres de familia que argumentan que no están en condiciones de pagar esas cuotas porque sus ingresos son muy bajos, además del gasto de uniformes y útiles escolares, que los dejan exhaustos monetariamente.
En ambas partes sin duda que hay razón, después que hace algunos años el gobierno dejó de pagar los servicios a las escuelas, lo que ha requerido de la participación económica de los padres de familia para hacer frente a los gastos más básicos.
Tiempo atrás, funcionarios federales y estatales salieron a decir que las cuotas escolares están prohibidas y que habría sanciones contra los directivos que permitieran cobros forzosos donde hostiguen a los padres de familia, como si fueran parte del pago por una prestación de servicios de enseñanza.
Pero… esos funcionarios que dicen que los cobros no son obligatorios, son los mismos que impasibles, permiten que se realicen, en un juego perverso, donde se enfrentan abajo en crudas discusiones, padres y madres que dicen que es necesario colaborar con los gastos de las escuelas, contra los que arguyen que no tienen para cubrir esas exigencias, que por otra parte, oficialmente están catalogadas como indebidas.
¿Entonces?… ¿ o quién tiene la razón?… ¿ no sería más fácil que los mismos funcionarios educativos dieran la cara para decir a los padres que tienen que cooperar para que sus hijos tengan mejores condiciones en su desarrollo académico?.
Porque es muy fácil, pero a la vez cínico, que digan que no está permitido y dejar que se consume un hecho que de manera oficial ha sido desaprobado por la autoridad en la materia. La simulación es uno de los vicios que más dañan el progreso nacional y aquí, en este caso, está bien latente.
Exactamente por esto, México está catalogado como un país, donde el gobierno dice una cosa y se hace todo lo contrario, lo que ha aumentado en los últimos años, la desconfianza hacia los discursos de políticos y servidores públicos.
Visiblemente nadie quiere quedar mal, pero terminan por quedar peor; la educación –que es el tema- cuesta en cualquier parte del mundo y si para educar, las instituciones tienen que cobrar, cualquiera lo entendería, porque en esta vida nada es gratuito.
No cuesta nada que le hablen a las personas con la verdad, nadie se va a morir porque le comuniquen que tiene que pagar una cuota por el estudio de sus hijos; de hecho cuando el gobierno dejo de pagar servicios de las escuelas y se comenzaron a extender por cientos de permisos para escuelas privadas de todos los niveles, ya se veía venir la intención del gobierno por desprenderse de la obligación de educar.
Pero que lo digan con todas las letras y con toda la boca; hay que pagar las cuotas de inscripción de las escuelas, porque el gobierno no tiene dinero para pagar los gastos más elementales.
Esto podría servir para disminuir las tasas de natalidad, cuando las parejas se den cuenta de los gastos que van a tener con sus hijos, cuando estos ya tengan edad para ir a la escuela… pero su opinión es lo que mas cuenta.