El Presidente de México ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR soltó una de tantas, al repetir que existe corrupción en el Poder Judicial y que se hace necesario crear un organismo de jueces para investigar y castigar a miembros de la judicatura que hagan mal su trabajo.
La idea no es mala, tal vez así debería existir marcación personal no solo contra los jueces sino con todos los servidores públicos, pero da el caso que el Poder Judicial es autónomo y ni siquiera la investidura presidencial puede forzar las cosas en ese ámbito, ciertamente corrompido y tristemente, impune.
Pero tal vez no exista la necesidad de crear un organismo de jueces para vigilar la actuación de sus similares, luego que en ese ámbito existen revisores o auditores que con cierta frecuencia proceden a la revisión de expedientes, con la idea de encontrar anomalías, que ellos mismo saben, no es difícil que existan.
Los expedientes más limpios de artimañas se dan en los casos donde no hay controversia o donde los actores no tienen la posibilidad de intentar sobornos, pero donde hay partes en pugna por intereses que generalmente representan dinero, es muy fácil hallar anomalías de todos los calibres.
Así han caído muchos jueces, por sus hechos o por no querer repartir las ganancias de casos donde se han apartado del espíritu de la justicia, pero que en cambio, han hecho crecer sus patrimonios personales.
Darle una sacudida al Poder Judicial es muy buena idea, pero ¿quién lo va a hacer?.
Primero; están blindados por la protección que les brinda ser un Poder Autónomo, al que no le pueden quitar presupuesto, ni obligar a que los jueces y magistrados ganen menos de lo que ellos mismos se autorizan.
Una cacería de brujas no es procedente de manera legal y lo hemos visto en cinco años, en que pese a todas las acusaciones presupuestales, ni siquiera han despeinado a los jueces que han ordenado la libertad de criminales de alta escuela, algunos de ellos integrantes del mismo gobierno.
Como tema controversial está bien, porque la opinión publica sataniza al máximo a los jueces, tanto por lo que ganan, como por lo que hacen en agravio de la sociedad, pero traen “charola” de impunidad, de tal suerte que se sienten a salvo para seguir desafiando al poder presidencial y echarse en contra si fuera necesario, a todo el pueblo de México.
Las leyes, protegen primero a los servidores públicos, en un país donde la impunidad es la principal fuente de corrupción; a los jueces no les mortifica en lo más mínimo lo que diga el Presidente LÓPEZ OBRADOR, su autonomía los pone a salvo de toda clase de represalias.
Porque finalmente ellos siempre tienen una justificación para las resoluciones que dictan, así sean las más descabelladas y ofensivas para el pueblo, sin descartar que hay jueces buenos, honestos, que se pueden encontrar difícilmente y se convierten en la excepción de una regla que exige complicidad en todo el andamiaje judicial, para que se cobijen entre ellos y seguir, por los siglos de los siglos, en la más completa impunidad.