Con un espíritu humanitario, la Diócesis de Matamoros está destinando las aportaciones –limosnas- de la feligresía para apoyar a los habitantes de Acapulco y zonas aledañas en el estado de Guerrero, que resultaron devastadas por la brutal fuerza del huracán “Otis”.
Con agrado, los asistentes a la misas de los últimos días, han escuchado al Sacerdote DANIEL ROMERO de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, mencionar que las cooperaciones de los fieles, tendrán su destino en las zonas afectadas por el destructivo fenómeno natural.
Una acción digna de encomio que se está repitiendo en toda la Diócesis de Matamoros por instrucciones del Obispo EUGENIO ANDRÉS LIRA RUGARCÍA, en consonancia con los principios de una religión que predica con el ejemplo y que es capaz de aportar los exiguos recursos que le ingresan, para ayudar a quienes viven momentos muy difíciles.
Por cierto, un ejemplo que podría ser imitado por sindicatos nacionales que se caracterizan por una economía muy sólida, por ejemplo los petroleros, telefonistas, maestros y muchos más que disponen de medios para brindar ayuda sin que se lesione su fortaleza financiera.
Esa es la mejor manera de predicar, poniendo el ejemplo; es gratificante ver que de manera discreta, sin aspavientos, sin la clásica foto, se realiza una cooperación inspirada en los más puros sentimientos, donde la grey católica, como siempre, responde con su mejor esfuerzo.
Hace días lo dije aquí mismo; cuando se han registrado calamidades de este tipo en otros países, en San Fernando se han realizado entusiastas jornadas de recaudación de víveres y otros insumos, que han dado muestra del altruismo de la sociedad local, que en esta ocasión parece que no hay aquí una idea de la dimensión de la tragedia y la ayuda que se necesita, por las condiciones en que a más de quince días del fenómeno, viven todavía miles de familia.
Qué bien para la Iglesia Católica y sus representantes en la Diócesis de Matamoros y las personas piadosas que son capaces de ponerse en los zapatos de quienes en estos momentos requieren de todo el apoyo, desde comida, ropa, un techo, hasta respaldo moral por los familiares que perdieron; esa es la respuesta que siempre debe aflorar en estos casos, porque no sabemos cuándo podemos estar en las mismas, o en peores condiciones.