¿A cómo les van a pagar a los productores de sorgo la tonelada del grano en la próxima cosecha en el norte de Tamaulipas?.
Pregunta muy interesante y sin respuesta, que deja ver un panorama no muy prometedor para los agricultores, que en esta ocasión, acarician la esperanza de obtener buenos rendimientos, debido a que las lluvias y demás factores, han sido adecuados para el desarrollo de los plantíos.
Pero, los mismos bodegueros, acopiadores, intermediarios, “coyotes” o como se les quiera llamar, han venido haciendo correr la voz, acerca de un precio por debajo de los cinco mil pesos, que estará imperando durante la época de recolección del grano rojo.
Han comenzado a dispersar a modo de rumor este precio menor a los cinco mil pesos, para ir “socializando” la cantidad con los productores y que estos, vayan resignándose con tiempo a un pago injusto por sus cosechas.
México requiere para su consumo interno una cifra muy superior a la cantidad de granos que produce, lo que de acuerdo con la oferta y la demanda, debería mantener el precio en el mercado en buenas condiciones para los agricultores; un producto solo se desploma cuando hay en exceso, es decir, que no tiene demanda.
Pero vistas las necesidades de los propios industriales, que se miran obligados a importar granos, no hay ninguna explicación que justifique la caída de precios en este momento.
A menos que representantes populares, servidores públicos y empresarios considerados “pulpos” de distintas ramas de la producción, tengan la habilidad de coordinarse en su propio beneficio, para echar por tierra la justa retribución del esfuerzo de hombres y mujeres que hacen producir la tierra.
Mientras que por otra parte, al menos en el caso de Tamaulipas, las organizaciones ya no existen; apenas les quitaron su ración del presupuesto y pasaron a mejor vida.
Veo por ejemplo el caso de Sinaloa, donde los productores tapan carreteras con maquinaria agrícola, camiones y se trasladan hasta la capital del estado para exigir que se paguen precios justos por las cosechas del campo.
Han tenido la capacidad de organización para llegar por carretera hasta la capital del país para hacer sentir sus demandas, con todo su aparato logístico haciendo ruido durante la ruta de más de mil 240 kilómetros… ¡y siempre han tenido éxito!.
Entonces ¿qué les falta a los productores de Tamaulipas para organizarse?… son miles de hombres y mujeres que viven de la agricultura, que sufren por falta de dinero para invertir, que tienen que soportar efectos de sequias, plagas, granizadas, inundaciones y toda una serie de factores adversos, que no han logrado doblegarlos.
Pero en el último tramo, ya en la comercialización de las cosechas, no luchan para lograr un precio justo, no se defienden de los robos en las basculas y en la aplicación de arbitrarias normas de calidad… es ahí donde pierden una buena parte de lo que ya tienen ganado.
Y no hay representantes populares que abanderen la causa, mientras que las organizaciones ya colgaron los brazos, porque no hay dinero para moverse y esto les relega al papel de espectadores quejumbrosos, sin capacidad para convocar, organizar y mover –como en otros tiempos- la gran fuerza social, del campo.