Diseñado para brindar facilidades en su tránsito por el territorio mexicano a los connacionales radicados en los Estados Unidos de Norteamérica, el programa llamado “Paisano”” es casi una mentada de madre para quienes tienen que regresar a este, su país de origen, a visitar a sus familias.
Días atrás se dio por concluido en Tamaulipas la más reciente etapa de ese programa, que se puso a funcionar al servicio –en teoría- de los “paisanos” que vinieron a México procedentes de la Unión Americana a pasar las fiestas de navidad y fin de año con sus parientes y que como cada año, encontraron a su paso todo tipo de abusos y anomalías… ¡por parte de la misma autoridad!.
No hubo esta vez, la supervisión –inútil por cierto- de diputados federales ni locales, así como tampoco al menos en esta región del país, de ninguna organización defensora de los derechos humanos; los “paisanos” entraron y salieron de México sin el menor apoyo en sus trayectos, expuestos a revisiones de todos tipos y los típicos abusos de policías y tránsitos, que desde el mes de noviembre comenzaron, a sacarle filo a las uñas.
El programa “Paisano” es una utopía, no existe. Da pena ver como las autoridades federales anuncian con bombo y platillo cuando lo ponen en marcha y cuando con un exagerado triunfalismo declaran que se cierra, “con los mejores resultados”.
Hablan como si hubieran servido de apoyo a alguno de los viajeros en curso, cuando simplemente aquí, por donde pasaron cientos de miles de paisanos no se vio a nadie realizando trabajos de ningún tipo a favor de los compatriotas que igual que siempre, tuvieron que arreglárselas por su cuenta ante cualquier contingencia que sufrieron sus vehículos y el acoso de elementos oficiales, que miran en ellos un rico filón.
Los “paisanos” son parte importante de la riqueza nacional, no solo por el envío de remesas que como se sabe, representan un gran alivio para la economía de millones de familias, sino que además son baluarte de la fuerza de trabajo de la raza azteca, que con su esfuerzo ha contribuido desde tiempos remotos a la grandeza de los Estados Unidos de Norteamérica.
Merecen por supuesto una buena atención, que no se ve ni se siente. Lo comento porque veo fantasiosas expresiones de funcionarios federales que se jactan de la ejecución del programa en los últimos meses del año pasado, donde aseguran que hubo muy buenos resultados, aunque tal vez si… para los policías y tránsitos que se vieron beneficiados durante ese corto periodo.
De acuerdo a la definición oficial en el programa “Paisano 2022”, que inició el 29 de noviembre para finalizar el 31 de diciembre, intervinieron 40 instancias gubernamentales de la federación y locales, así como 450 observadores… que en la práctica fueron invisibles.
Pura faramalla, circo, maroma y teatro, para justificar gastos por algo que no hacen.