Una vez que ya se aclaró que en San Fernando no se va a construir un nuevo Hospital General y que el actual, con más tiempo de vida útil que el considerado en la norma oficial, solo será objeto de un mantenimiento integral, es buen momento para regresar con el tema de la formación de un patronato, integrado por la sociedad civil, que pueda sumarse a los esfuerzos de la institución para garantizar un mejor servicio.
¿En qué, o de que serviría un patronato del Hospital General?… cuestión de analizar la situación del nosocomio, ver sus debilidades y en consecuencia aplicar la dinámica social en las áreas que tengan dificultades para su funcionamiento, o donde se requiera corregir anomalías.
Porque se sabe que desde siempre, el Hospital General es un nido de tráfico de influencias, donde algunos médicos cobran sin trabajar, otros tienen años de no estar en San Fernando y les pagan como si estuvieran, el cobro de cirugías como si fuera una clínica privada y toda una serie de irregularidades, que requieren que “alguien” de afuera, meta la nariz para poner las cosas en orden.
Ese “alguien” es la sociedad civil; son los mismos usuarios como derechohabientes, quienes tienen que incorporarse a un patronato que coadyuve con el director o directora del propio hospital y por consecuencia, con las autoridades estatales de salud.
No sería un organismo persecutor, pero si actuante, donde sus integrantes puedan ingresar a cualquier hora y en cualquiera de las áreas del nosocomio para cerciorarse que los empleados estén haciendo su trabajo, que no vayan ebrios a laborar y que cumplan con sus horarios.
Civiles que puedan tomar nota del trato que reciben los pacientes y que a la vez, puedan recepcionar quejas del personal sobre malos tratos o anomalías de los superiores, que afecten el servicio, así como las necesidades de la institución en materia de medicamentos, equipo y recursos humanos.
Para que además de las requisiciones que realice la parte oficial administrativa, el patronato integrado por la sociedad civil de San Fernando pueda tener autoridad al menos en la petición de apoyo a las autoridades de rangos mayores y que de esta manera, atacando desde dos frentes, las necesidades puedan resolverse de manera más rápida y eficaz.
Cuando se ha tratado el tema de un patronato, siempre se ha visto resistencia, porque obviamente que a los titulares del Hospital General no les gusta que nadie más los supervise, igual que al personal, sin embargo, si la idea es dar un buen servicio, la colaboración ciudadana es un resorte importante que puede coadyuvar en buena medida a la solución de problemas y necesidades; solo es cuestión de enfoque.
Y obviamente que cuando se trata de inversiones, el patronato ejerza las funciones de contraloría social, para que los recursos se transparenten y se apliquen de la manera más correcta posible, porque ese es otro de los puntos difíciles, la parte institucional siempre quiere el control del dinero.
En San Fernando muchos recuerdan el descaro de un ex director del Hospital, quien vistió su casa y consultorio con los texturizados y colores de un proyecto de remodelación aplicado al nosocomio hace más de 20 años y como, hasta los aires acondicionados… eran de la misma marca.
Si hacemos cuentas de lo que oficialmente le han metido al Hospital General de San Fernando en los últimos diez años, nos daremos cuenta que es una elevada inversión, que tristemente no se mira por ninguna parte, porque el edificio, los muebles, los sanitarios, las sillas, lo más básico, se encuentran en paupérrimas condiciones.
Por eso, muchos piensan que se han robado el dinero y consideran que a través de un patronato se podrían evitar además de anomalías, corruptelas que se han cometido con los recursos públicos.