El DIF es una noble institución, apoyo y refugio de las personas más desvalidas, donde se ejecutan varios programas y se ejecutan acciones cotidianas que llevan el mismo propósito: El Desarrollo Integral de las Familias.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero también necesarias pero este no es el caso, sino de reconocer el arduo trabajo que realiza el Sistema Municipal y su voluntariado, así como las empleadas y empleados de la institución, que están dando una muestra ejemplar de ganas de servir a los demás.
Presidido por la Química DIANA RAMÍREZ SALDÍVAR, el DIF San Fernando se ha convertido en un oasis para muchas personas de distintas edades, con diferentes necesidades, que encuentran en ese organismo, una mano amiga, siempre dispuesta a dar ayuda.
En el invierno anterior, en los días más crudos de frio, fui testigo del trabajo de la titular de ese organismo y sus colaboradores, que desafiando la fuerza de la naturaleza salieron a zonas del campo a llevar cobertores y paquetes alimenticios a familias en condiciones de extrema vulnerabilidad.
Y una vez que las temperaturas se han ido al otro extremo, igual se miran en los sitios más incomodos llevando ayuda a la población más necesitada… y alguien puede saltar y decir que esa es su deber.
Pero en los años recientes, el DIF no se distinguía por prestar un servicio esmerado a la población y de hecho su es titular ni siquiera iba a las oficinas; me consta porque en una docena de ocasiones fui a buscarla con el ánimo de una entrevista y nunca la encontré; que “no está”, era la respuesta lacónica.
Luego supe que trabajaba en una maquiladora de la ciudad y prefería atender esas obligaciones que apoyar a las personas más necesitadas, pero esa es otra historia.
Le comento esto porque da gusto ver que los servidores públicos tengan conciencia de la importancia de su trabajo y sobre todo, que le den su lugar a las personas; el buen trato es lo que más agradece la gente y es reconfortante ver, que en el DIF San Fernando atienden bien, por igual.
Cada que me paro en sus instalaciones, veo mujeres en acción, de un lado a otro, atendiendo y resolviendo, lo que demuestra que si bien, no hay la varita mágica a la mano para resolver todas las necesidades sociales, existe toda la voluntad para atender a quienes más lo necesitan con calidez y el trato humano que han sido el espíritu desde su fundación a nivel nacional en 1977, tras fusionarse el Instituto Mexicano para la Asistencia y la Familia –IMPI- y el Instituto Mexicano para la Asistencia de la Niñez –IMAN-.
Creo que las acciones buenas, serias y responsables tienen que ser reconocidas, sobre todo por las personas a quienes les ha tocado ser merecedoras de la atención afectuosa de quienes tienen bien claro su compromiso con el pueblo y que sin pretextos de ninguna especie, disfrutan de hacer bien su trabajo. ¡Enhorabuena!.