Emitir licencias de manejar sin fecha de vencimiento, obedece a un plan maestro que se encuentra en marcha desde antes que el PAN perdiera las elecciones para Gobernador en Tamaulipas, pero que después del desastre electoral, se viene ejerciendo con mayor intensidad.
Tamaulipas vive una guerra por el poder… y el dinero, visible desde todos los ángulos y propiciada por una inusual tibieza del gobierno central, que pretende resolver los conflictos mediante procedimientos legales que no surten efecto, por la corrupción que existe en las altas esferas de la justicia federal.
El caso de las licencias “permanentes” tiene dos objetivos principales: captar el máximo posible de recursos antes que se termine esta administración estatal -30 de septiembre- y debilitar los ingresos –por este concepto- del próximo gobierno estatal, aunque más adelante, la disposición sea echada por tierra, como tantas otras reformas que se han aprobado “al vapor” de las leyes en Tamaulipas.
Así es la guerra: debilitar al enemigo en todos los frentes; por eso tantos movimientos que se han realizado, muchos de estos conocidos y otros que permanecen incognitos y que saldrán a la luz pública hasta que se realice el cambio de poderes, porque en el proceso de entrega-recepción, solo veremos cifras y textos maquillados.
El tema de las licencias sin caducidad, nos muestra una de las facetas descarnadas de la batalla que se libra entre fuerzas poderosas, que al amparo del poder público, ya hicieron del sometimiento una cultura, que pretenden eternizar, aunque hubieran preferido llegar al exterminio de sus contrincantes… solo que la voluntad del pueblo, dispuso otra cosa.
Y lo que está pasando cuando faltan dos meses y una semana para el relevo en los poderes del estado, nos dice que lo mejor –o lo peor- del conflicto político- bélico en Tamaulipas, está por venir.
En las siguientes nueve semanas, veremos más embestidas, patadas y coletazos furiosos tratando de entregar un estado en ruinas, para que cuando llegue el próximo gobierno, se tarde lo más que pueda en la tarea de reconstruir.
Los mismos panistas se jactan de tener todo tan bien armado que a la siguiente administración, se le van a ir dos años en normalizar sus funciones debido a todas las trampas que dejaron sembradas en el camino, el mismo tiempo que falta para las elecciones presidenciales del 2024, en que Acción Nacional y sus aliados –PRD y PRI- piensan que pueden descarrilar a la 4T, que cual máquina de vapor, avanza briosa extendiendo sus dominios sobre la geografía nacional, con la férrea determinación de ganar por segunda ocasión las elecciones para Jefe de Estado.
La guerra seguirá cruenta por todo ese tiempo, aunque hay un dicho muy conocido que reza: “muerto el perro, se acabó la rabia”.