Los robos en la ciudad han disminuido de manera considerable en comparación de tiempos recientes, en que se contabilizaban por mes cientos de delitos patrimoniales en la zona centro y colonias urbanas de la cabecera municipal y zonas rurales.
Esto se desprende de la reducción de quejas ante las autoridades ministeriales en el número de estos delitos que se habían convertido en los principales ilícitos, luego que bandas de amante de lo ajeno, aprovecharon la falta de vigilancia policiaca para cometer todo tipo de pillerías, de las cuales muchas permanecen en la impunidad.
Se recuerda que escuelas de la ciudad, en su mayoría fueron víctimas de amantes de lo ajeno, debido a que no cuentan con personal de seguridad, veladores, ni sistemas de alarma, mientras que los atracos en horas de la noche a negocios establecidos, también llegaron a registrarse en cifras alarmantes.
De la misma forma, cientos de viviendas fueron víctimas de rateros que lo mismo aprovechaban para llevarse cilindros de gas, ropa, bicicletas y todo lo que personas confiadas dejaban en el exterior, mientras que las intromisiones al interior de los domicilios, fueron también motivos de frecuentes quejas ante la autoridad.
Pero ya en los últimos años y como resultado de las vigilancia que ejercen autoridades en la cabecera municipal, los robos se han reducido a su mínima expresión, lo que contribuye a la tranquilidad de las familias que por un tiempo evitaron dejar sus casas solas, ni siquiera por minutos, ante el temor de ser víctimas de individuos dedicados a tomar lo ajeno.