Impactantes escenas transmitidas en las redes sociales, nos dan una idea de la violencia que impera en algunos planteles educativos de San Fernando, donde por encima de las actividades de aprendizaje, las reyertas se han convertido en el deporte principal de los educandos.
Sabemos que la energía de los niños, adolescentes y jóvenes, se puede tornar en comportamientos agresivos, por lo que resulta elemental estar al tanto, sobre todo cuando hay indicios de actitudes explosivas.
En San Fernando, desde hace bastantes años la escuela que mantiene el campeonato de pleitos entre alumnos es la secundaria federal “Belisario Domínguez” de la zona centro, que tiempo atrás, respetaban las instalaciones del plantel y los muchachos se enfrentaban en lo que era el campo de fut bol de la escuela, donde se localiza ahora el gimnasio municipal.
Pero en la actualidad, los pleitos se suscitan en el interior o las afueras del plantel; sin embargo lo más grave, es que ahora no solo son los varones quienes se lían a golpes, sino que las muchachas también hicieron de los pleitos una tradición que con el paso del tiempo, se va arraigando.
Por supuesto que nunca faltan los videos y fotografías estos enfrentamientos físicos que terminan dando vueltas por el espacio cibernético, a la vista de miles y hasta millones de usuarios.
Mucho se ha dicho que en la escuela se imparten conocimientos y que en los hogares, los muchachos aprenden los valores que serán parte de sus vidas y no falta razón en este concepto; de hecho cuando en un domicilio hay una pelea entre hermanos o extraños, la obligación de controlar la riña e imponer sanciones, es de los padres. Definitivamente.
Pero cuando los pleitos ocurren en un salón de clases o en los patios de una escuela, la responsabilidad es de los maestros y titulares del plantel, en una cadena de mando que involucra a las autoridades educativas estatales y municipales, simplemente porque ocurren en áreas escolares y en horarios hábiles.
Pero todos se tiran la pelota para hacerse de la vista gorda y no hacer nada, mientras que buena parte de la población cuando se entera de este tipo de hechos, los aplaude, otros se ríen, los maestros entran a opinar que los padres tienen la culpa por no enseñarles a sus hijos a comportarse, pero por ningún lado se miran opiniones de solución a esta lamentable problemática.
En otras épocas, la energía de los alumnos se transformaba en actividad física dentro de las jornadas escolares: había clubs y torneos de fut bol, beis bol, volei bol, box, ajedrez, certámenes de oratoria, poesía, canto, baile, talleres de cocina, lectura, corte y confección entre otras muchas actividades, que mantenían siempre ocupados a los escolapios y en lo que gastaban buena parte de sus fuerzas.
Pregunto… ¿persisten esta clase de actividades?. Ojala que pongan atención a este fenómeno, antes que suceda un hecho lamentable, producto de la apatía de las autoridades de todos los niveles, porque por más que lo nieguen, el problema existe y seguirá en aumento, mientras que los pretextos se impongan sobre el sentido de responsabilidad de quienes tienen a su cargo la educación de las generaciones que en pocos años más, van a dirigir a la sociedad local.
Para finalizar le comento que dentro de la violencia escolar, no solo se encuentran las riñas entre alumnos de ambos sexos, sino que encuadran también el acoso de maestros, las intimidaciones, los mensajes amenazantes y la difusión de imágenes que denigran a los propios educandos, lo que ha dado pie a la integración de guías para docentes y autoridades escolares, así como campañas promovidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que aquí por alguna razón, han pasado desapercibidas.