Hay cosas que no se pueden entender bajo la óptica ciudadana, sobre temas que tienen fácil solución y que pueden abonar al triunfo de algunas causas, aparentemente ajenas a los intereses políticos, pero que forman parte de problemáticas que generan malestar entre la población.
De momento San Fernando se encuentra bajo el ataque despiadado de feroz plaga de zancudos, que mantiene a raya a las familias en la cabecera municipal, zonas del campo y comunidades pesqueras, con el consiguiente riesgo de las enfermedades que son contagiadas por vectores.
Con un poco de inteligencia y sentido del deber, los representantes del sector salud deberían estar aprovechando esta situación para hacer bien su trabajo, demostrando que saben cómo y cuándo cumplir con si deber… y de paso, apoyando con soluciones a la marca política que los patrocina.
Porque el enfado que provoca la insoportable plaga de zancudos, hace que las personas se quejen de la falta de soluciones, que salgan a relucir nombres de funcionarios, que los tachen de ineptos y desobligados y… que la gente se acuerde también de que partido político proceden.
Por los tiempos que se viven, existe la necesidad de mandar buenos mensajes, que la población asuma que los servidores públicos son comprometidos y eficientes, que están conscientes de la responsabilidad social que entraña el servicio público y que tienen la capacidad para anticiparse a las crisis, lo que no es nada difícil, porque se trata de fenómenos recurrentes, pero parece que no se sacan las manos de las bolsas, ¡ni en defensa propia!.
Por experiencia sabemos que los cacharros, llantas viejas y las acumulaciones de agua son el caldo ideal para que surjan las larvas de los zancudos y que el calor y las lluvias así como aceleran el crecimiento de la maleza, multiplican la expansión de los zancudos.
Entonces… ¿Por qué no gestionar con tiempos insumos y toda clase de recursos que se van a utilizar para enfrentar la contingencia?.
Ya tiene varias semanas que se escuchan las quejas ciudadanas por la proliferación de los agresivos mosquitos, esperaremos a ver cuánto tiempo se lleva en surgir la respuesta institucional.
Vemos que ya ni siquiera campañas de concientización para sensibilizar a la población sobre el extermino de los criaderos de zancudos, mientras que las fumigaciones brillan por su ausencia, en un escenario donde los responsables de las dependencias públicas, están convertidos en simples espectadores de problemáticas que causan malestar contra el gobierno que representan.
Algo anda mal, cuando ni siquiera en tiempos de campaña son capaces de asumir su rol, para hacer sentir a la sociedad que son conscientes de los problemas que les competen y que al resolverlos, dejan bien paradas las siglas del partido que les ha proporcionado el beneficio de la nómina y una vida cómoda en los últimos años.
Tal vez algunos funcionarios andan apáticos porque calculan que en unos meses más, la función llegará a su fin, porque gane quien gane, entrarán equipos y rostros nuevos a refrescar el servicio público, de tal forma que lo que no hicieron en cinco años y medio, ni siquiera lo van a intentar cuando están a poco más de cuatro meses, que les den las gracias por el desempeño que han tenido.