Por Aristeo Manilla García
El Congreso de Tamaulipas recibió días atrás la propuesta del regidor panista MON MARÓN de reformar el Código Municipal Vigente para establecer como obligación de los integrantes de los cabildos en Tamaulipas, que cada año rindan un informe de actividades.
Se trata de que los síndicos y regidores, en cumplimiento de una función básica de transparencia y rendición de cuentas, informen a la población como representantes populares que son, o dicen ser, de lo que hacen durante el ejercicio de cada año del ejercicio constitucional.
Me parece excelente que los diputados panistas, que algunos son los mismos de la pasada legislatura, estén abordando temas de este calado, que son afines a los deseos de una sociedad que al paso de los años, ha ido reforzando la idea, acerca de la inutilidad de los integrantes de los cabildos.
Antes y ahora mismo, hemos visto a miembros del cuerpo edilicio apáticos, adormecidos y alejados de la realidad social; vegetando en la sesiones de cabildo y muy atentos a los días de quincena, pero ausentes de las problemáticas sociales.
Por eso, que se pueda convertir en una obligación que rindan informes anuales, me parece muy saludable, pero un poco más allá, su trabajo debería medirse en la página de transparencia de los Ayuntamientos, para que todo el tiempo, el pueblo sepa cuál es su rendimiento y desempeño en las obligaciones que por ley les corresponden, comenzando por las comisiones asignadas.
Porque siempre pasa que como no hay quien tenga la facultad de pedirles cuentas, a los integrantes de los cabildos, no les importe ir al palacio municipal todos los días y mucho menos cumplir con un horario, porque son producto de la elección popular, lo que significa que prácticamente, se sienten tejidos a mano.
Una vez que ya hay una propuesta en este sentido, me permitiré enviar una propuesta al Congreso de Tamaulipas, en sentido que cuando los miembros propietarios de los cabildos del estado por equis razones, no puedan ir a las presidencias de los municipios a donde pertenezcan, los suplentes entren a fungir bajo un acuerdo cordial, que favorezca distribuir la representación, para resultados más productivos.
En los miembros de los cabildos hay una fuerza de trabajo desperdiciada, pese a que ganan salarios de los más altos, en comparación con empleados que tienen que cumplir jornadas laborales normales y que en ocasiones, van más allá de los horarios oficiales, mientras que síndicos y regidores disfrutan de los mayores privilegios.
Me parece que este es un tema que merece la aprobación de todos los integrantes del Congreso de Tamaulipas en el afán de irle cerrando el paso al oscurantismo y la impunidad de representantes populares que actúan con prepotencia y soberbia al omitir sus principales responsabilidades, pero que en ningún momento han mostrado la menor disposición por renunciar a los jugosos salarios y prebendas que disfrutan… ¡por no hacer nada!. Obviamente, con sus honrosas y escasas excepciones.