Entre la pandemia y el desempleo que vinieron a provocar una brusca desaceleración económica, San Fernando se ha convertido en ejemplo de solidaridad social, con compras en el comercio informal, provocando que buena parte del circulante se esté quedando entre la misma población local.
Dentro de las cosas buenas que ha dejado la pandemia, se encuentra el éxito de la insistencia de activistas sociales espontáneos, para promover a los propios habitantes de la ciudad que venden en las esquinas y banquetas verduras, frutas y toda una gama de productos básicos en el consumo doméstico.
Las exhortaciones han surtido efecto, creando cada vez más conciencia entre la sociedad, de comprar a residentes de la ciudad, que de esa manera pueden resolver las necesidades de sus hogares.
En igual forma se mantienen las ventas por “lives” en redes sociales de ropa y artículos caseros, con lo que se consigue mejorar la economía de familias que venden prendas nuevas, usadas y productos variados, a precios muy accesibles.
En tanto que a través de esta misma modalidad, la población resulta beneficiada por el ahorro que obtienen al comprar artículos en buen estado, que generalmente adquieren en un valor por debajo del 50 por ciento de su precio original.
De esta manera, San Fernando se ha convertido de esta manera en un ejemplo de apoyo social para las personas que han decidido realizar por su cuenta ventas de artículos de consumo necesario de manera directa, para obtener ingresos ante la dramática falta de fuentes de trabajo en la localidad, lo que ha llevado a cientos de personas a realizar ventas por su propia cuenta.