Por Aristeo Manilla García
En el transcurso de los tiempos electorales hemos visto candidatos que ganan y candidatos que pierden y dependiendo de la posición de cada uno de ellos, es como visualizan el sentido de la democracia.
Para quienes ganan, la democracia es una maravilla y para quienes no tienen esa suerte, la democracia es un mugrero; es decir, lo que para algunos es dulce, para otros el sabor es amargo.
En San Fernando nos encontramos en la antesala del conteo voto por voto de la elección municipal del domingo anterior, en que la candidata del PAN Ing. MAYBELLA RAMÍREZ SALDÍVAR obtuvo en las urnas 349 votos arriba que su competidora más cercana, MARA DÁVILA JIMÉNEZ del partido MORENA, lo que originó la petición de una nueva contabilidad de los sufragios emitidos durante la jornada electoral del domingo pasado.
La historia local registra procesos municipales con resultados muy apretados –“en los picos” dicen por acá- que han sido producto de la pasión de los electores; recuerdo la elección del año 2001, cuando JUAN JOSÉ GALVÁN GARCÍA del PAN, le ganó con menos de 300 votos al priísta REMIGIO GARCÍA PADILLA.
Otro episodio de la política municipal en los mismos términos sucedió en la elección del año 2007, cuando el candidato del PRI, ALEJANDRO FRANKLIN GALINDO se impuso en las urnas al Dr. HUGO VICENTE MALLOZZI TREVIÑO candidato del PAN, con unos centenares de sufragios.
Ni caso tiene recordar que las elecciones se pueden ganar con pocos o muchos votos y que uno solo, puede legalmente hacer la diferencia.
Pero en casos donde hay motivos de duda sobre la legitimidad de los triunfos electorales, recontar los votos, es una acción valida, por el propio bien del ganador oficial de las elecciones.
En este caso, a la misma Ing. MAYBELLA RAMÍREZ le conviene dejar constancia inobjetable de un triunfo legítimo, para evitar que la duda se convierta en cantaleta de su administración y que los adversarios políticos utilicen ese argumento en su contra.
San Fernando está en ruinas por un pésimo gobierno municipal que tras manejar en cinco años más de 800 millones de pesos muestra condiciones muy alejadas de las aspiraciones populares, lo que implica que hay que reconstruir, pero se tiene que hacer sobre cimientos sólidos de cohesión social, donde las fuerzas políticas dejen de lado los intereses partidistas para sumarse en conjunto, en la tarea de sacar adelante al municipio.
Una vez que las cuentas queden claras, resultarán amistades largas; no es un sueño que los actores políticos que han tenido la capacidad de movilizar a miles en campañas y en las urnas, puedan unirse, sumar sus fuerzas y remar en el mismo sentido, sin que tenga que darse por hecho que alguien se vendió, sino que la verdadera intención es trabajar por San Fernando desde cualquier trinchera.
El año que entra otra vez habrá elecciones, ésta vez para Gobernador y tendrán que verse en esquinas diferentes, defendiendo proyectos antagónicos, pero una vez que ese proceso pase, gane quien gane, podrían volver a trabajar juntos, demostrando en los hechos que aman a su municipio, más que a las siglas de los partidos y muy por encima de los propios intereses personales.
Porque una vez más lo repito: lo que más daño le ha hecho a San Fernando en los últimos años, es el divisionismo social, fracturado por los intereses políticos que finalmente han debilitado la fortaleza social, junto con la falta de credibilidad en las instituciones y que se refleja en un municipio abandonado y saqueado por “servidores públicos” que en un futuro no muy lejano, podrían arrepentirse de haber cambiado pesos por libertad.