Por Aristeo Manilla García
Dentro del desconcierto mundial en que vivimos, veo como millones de mexicanos se alegran de la eventual derrota del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica DONALD TRUMP, mientras que un porcentaje menor sufre, porque piensan que con JOE BIDEN, a México le puede ir peor.
En este mar de suposiciones parece que no estamos viendo quien es el mejor, sino el menos peor, considerando que a los mexicanos no nos causa ningún beneficio ser el patio trasero del país más poderoso del mundo y que siempre a la defensiva, solo esperamos que nos vaya menos mal con el que llega.
De los tiempos recientes, cuando era Presidente BARACK OBAMA, muchos recuerdan que con la Biblia en la mano ordenaba redadas masivas de ilegales… sobran quienes desde su muy particular óptica aseguran que TRUMP, con todo y ser un fanfarrón consumado, realmente no hizo nada contra los latinos y en este caso, los mexicanos.
En contraparte, no faltan quienes recuerdan las humillaciones que TRUM sometió al gobierno azteca con el tema del pago del muro fronterizo, habernos llenado el país de migrantes centroamericanos, las amenazas de aumentar impuestos en las exportaciones y sobre todo, cuando en campaña se refirió a los mexicanos como delincuentes.
Tomando como referencia lo que manifiestan en contra de unos y otros y considerando que BIDEN se puede convertir en una fotocopia del modelo que implementó BARACK OBAMA en torno al tema migratorio, muchos están sufriendo por la incertidumbre.
Pero al margen de los que ríen y lloran por la derrota de TRUMP y triunfo del BIDEN sigue quedando claro, que para los norteamericanos solo somos parte de una escenografía paternalista grotesca; cariño no hay, solo una conveniencia que se manifiesta cuando quieren votos. Es cuando aman a los mexicanos, pero apenas pasan las elecciones, vuelve a sonar el látigo.
En México ya tenemos bastante con las confrontaciones entre “chairos” y “fifís”, como para permitir que por asuntos ajenos –aunque nos afecten- a nuestro alcance, tengamos que discutir sobre si hubo fraude en las elecciones presidenciales del vecino país del norte; allá que lo arreglen ellos, mientras que acá nuestro gobierno debería prepararse para una eventual desconocida por parte d BIDEN al llegar a coronarse como próximo líder mundial, porque me parece que México habría mandado un claro mensaje de solidaridad hacia TRUMP; es decir, le apostó al perdedor.
Pero al fin políticos, ojala mediante el dialogo, los mandatarios de ambos países se pongan de acuerdo, principalmente por el bien de nuestros paisanos.