Por Aristeo Manilla García
Muy fuerte ha sonado el caso de la muerte de una joven madre en el Hospital General de San Fernando, ocurrida la semana anterior por una aparente negligencia médica, que al momento no se ha esclarecido, pero que bien vale la pena por el prestigio del nosocomio y de los profesionistas, cuyos nombres han salido a relucir como presuntos causantes.
Hace un año exactamente ocurrieron las muertes de dos bebés en el mismo Hospital y nuevamente vuelve a saltar el nombre de uno de los especialistas involucrados en una o varias carpetas de investigación, cuyo rumbo la sociedad desconoce, por la opacidad irónicamente en tiempos de transparencia, que se ha convertido en común denominador de la conducta oficial.
Este asunto merece por la memoria de la joven señora fallecida, ser investigado hasta sus últimas consecuencias, para que en caso de existir responsabilidad por parte del personal médico que tuvo a su cargo el parto, se apliquen las sanciones que la propia ley contempla, porque ya son varios casos denunciados y hasta ahora, la omisión oficial ha sido estridente.
Cuando un empleado está bajo sospecha de un hecho anómalo, lo primero que dictan los protocolos es la separación temporal del cargo hasta en tanto se realizan las investigaciones y se deslindan responsabilidades. A la misma institución le conviene llegar al fondo de las cosas, para que se pueda corregir lo que esté mal.
Además que habría que investigar la secuela de lucros indebidos que han venido dando con las cirugías que se practican dentro del nosocomio local, en una actitud despiadada en tiempos en que por la pandemia, la economía de la mayor parte de la población es mala.
Por otra parte, establecer si los médicos señalados como probables responsables de la muerte de la joven señora son técnicamente inocentes, para que la sociedad sepa que están siendo señalados de manera indebida de una situación que no fue producto de su negligencia o falta de capacidad para atender un alumbramiento.
El Dr. RODOLFO RODRÍGUEZ GARCÍA tiene poco tiempo de haber asumido las riendas del Hospital General de San Fernando y el tema de los cobros por cirugías y anestesias viene de tiempos más atrás, pero ahora que se encuentra como titular, le corresponde ver que esto no vuelva a suceder y podría ser tan fácil, como que el mismo vaya a ver a los pacientes programados o sujetos a cirugías y les diga a estos o sus familiares, que no tienen por qué pagar por esos servicios, cuando se prestan en la institución.
Poner un buzón de quejas y publicitar números habilitados para denuncias podrían ser otras de las opciones, para evitar que siga consumándose un lucro indebido con la salud y la vida de personas que recurren al Hospital General, precisamente porque no tienen dinero para pagar los servicios de la medicina privada, para finalmente darse cuenta, que como quiera tienen que desembolsar, aunque eso no les garantice salir con vida, como sucedió con el caso de la joven señora que ingresó al nosocomio por su propio pie y salió en una mortaja fúnebre y donde ha trascendido, sus familiares pagaron 8 mil pesos.