Ciriaco Navarrete Rodríguez
Sin el ánimo de menospreciar a las y los compatriotas, que con total ceguera jurídica y política, se aventuraron a emprender una lucha, que nació perdida, pero que los ambiciosos activistas creyeron que destituir al presidente México, licenciado Andrés Manuel López Obrador, era un sabroso -pan comido-, se equivocaron pero son tan tercos que a pesar de su rotundo fracaso, los poquísimos soñadores, sin ninguna pena siguen haciendo marchas a bordo de sus lujosos vehículos.
En materia jurídica, quienes sueñan con quitar al presidente de México, mediante simples marchas, y a gritos denostativos y débiles sombrerazos, se adivina que desconocen lo que señala el Artículo 27 de la Constitución General de la República, que fue jurada, en contra de su voluntad, por el presidente demócrata Venustiano Carranza, el día uno del mes de mayo, del año de 1917.
Hay que recordar que el presidente Carranza, tras la muerte de Madero, fue el primer defensor del ideal revolucionario maderista, que fue el sustento ideológico democrático que le dio sustento ideológico plenamente –democrático- a la Revolución Mexicana que estalló el día 20 de noviembre del año de 1910, y que fue encabezada por Don Francisco I. Madero,
Debo precisar que con el Ideal Revolucionario que consiste en el modelo agrario de la pequeña y mediana propiedad de la tierra, tipo francés, el maderismo solamente quería reformar la Constitución juarista de 1857, cuyo Congreso, redujo el modelo agrario a la pequeña propiedad de la tierra, lo cual fue debido a que en el año de 1847, se había perdido la mitad del territorio nacional, y porque además el país, en el año de 1857 ya hacía diez años de haber perdido la guerra intervencionista, con los Estados Unidos de América.
Ya en el año de 1910 apenas se había duplicado la población mexicana, pues según los datos históricos en los tiempos en que fue redactada la Constitución juarista sólo había seis y medio millones de habitantes, y para el año de 1910, México ya contaba trece millones de habitantes.
De cualquier manera, para los maderistas, eran pocos los habitantes que había, y al parecer eso, y su formación académica francesa, tanto el prócer Madero, como a su ideólogo de cabecera, el gran jurista Andrés Molina Enriquez, los motivaron a perfilar el referido Ideal Revolucionario, con el cual, se pretendía ampliar el modelo agrario, agregándole la mediana propiedad de la tierra, sin quitarle la plena legitimidad al derecho de la tenencia de la tierra, y conservando así el carácter democrático de la Constitución juarista.
Desafortunadamente ese Ideal Revolucionario no se pudo tomar en cuenta, debido a que el presidente Francisco I. Madero, fue víctima del golpe de Estado realizado por el general Victoriano Huerta, quien luego lo asesinó junto con el Vicepresidente Don José María Pino Suarez.
Esa penosa realidad histórica, trajo como consecuencia un levantamiento armado encabezado por Don Venustiano Carranza, quien logró unificar las fuerzas zapatistas, por medio de su Plan de Guadalupe, cuyo objetivo principal fue el rescate del poder presidencial de que estaba en poder del magnicida y usurpador Victoriano Huerta.
Lo malo es que los zapatistas se unieron al movimiento armado, pero no abandonaron su ideología marxista, que era el sustento ideológico del Plan de Ayala, que a su vez era la bandera revolucionaria de Emiliano Zapata, quien lo defendió a muerte, y nunca aceptó la ideología democrática del Ideal Revolucionario maderista, defendido también a muerte por Don Venustiano Carranza.
En efecto, ambos luchadores fueron asesinados, y fue el presidente Carranza, quien mando asesinar a Zapata, en hechos sucedidos el día diez de abril del año de 1919, en una emboscada efectuada en el poblado de Chinameca, de su natal Estado de Morelos, pero ese hecho motivó el encono de sus múltiples seguidores, porque contrariamente a los ideales democráticos defendidos por Carranza, los zapatista ya eran luchadores eminentemente marxistas.
Como consecuencia del asesinato del guerrillero Emiliano Zapata, sus amigos, el legislador y general Francisco J. Mújica, junto con el también michoacano Lázaro Cárdenas, en franca complicidad con en general Rodolfo Herrero, quien era el jefe de Guardias Presidenciales de Don Venustiano Carranza, y fue quien ayudado por el joven capitán veracruzano Adolfo Ruiz Cortines, y de esa manera hicieron un complot para asesinar al presidente Carranza.
La reunión cumbre de Agua Prieta, en el Estado de Sonora, la fue presidida por el profesor y general Plutarco Elías Calles, y cuya finalidad fue la destitución del presidente Carranza, y cumplido ese objetivo, fue Lázaro Cárdenas, quien al enterarse de ese hecho, le puso un mensaje cifrado al general Rodolfo Herrero, en el que le decía –mata a Carranza y rinde parte de que murió en combate-.
Así fue como Lázaro Cárdenas, se abrió el camino para mandar asesinar, como lo hizo, Don Álvaro Obregón, y de esa manera, se le hizo más fácil llegar a la presidencia de México, a partir del día uno de diciembre del año de 1934, y por cierto hizo realidad un gobierno sexenal, que ya contaba con esa facultad por mandato constitucional, y por otra parte, para desgracia del pueblo mexicano, puso en pleno vigor la muy cuestionada Constitución de 1917.
Y digo que esa constitución fue severamente cuestionada por los maderistas Carranza Obregón y Calles, quienes deseaban, pero no lograron derogarla, pues carece de la democracia verdadera que era el principal baluarte ideológico, que sí tuvieron todas las Constituciones anteriores, pero la de 1917, es marxista leninista, porque el modelo
agrario Ejidal y Comunal, con base el cual, el Congreso de Querétaro la redactó la Constitución con la que se os gobierna a los mexicanos desde el año de 1934, y así fue como el general Lázaro Cárdenas, puso en pleno vigor esa Constitución bolchevique que nos tiene sometidos a un proceso de empobrecimiento imparable, muy a pesar de la IV Transformación del presidente López Obrador
Por ese motivo es urgente la redacción de una nueva Constitución que sea semejante a la que nos legó Don Benito Juárez, misma que fue redactada con apego a la ideología democrática norteamericana, y está redactada con base en la –pequeña propiedad de la tierra- a efecto de que el derecho de su respectiva tenencia tenga la solidez jurídica de la que carece la Construcción de 1917.