Ciriaco Navarrete Rodríguez
La política en el mundo de nuestro tiempo se encuentra invadida por el Marxismo-Leninismo, y aunque Carlos Marx se distanció de su viejo amigo Ludwig Feuerbach en el año de 1844, ambos filósofos alemanes que se encontraban exiliados en Inglaterra, debido a que tenían pensamientos encontrados, se separaron porque Marx no estaba de acuerdo con la propiedad privada y su visión agraria era eminentemente comunitaria.
En cambio, Feuerbach estableció la dicotomía de la política de izquierda y de derecha, y dijo clara y categóricamente que la política de izquierda está intrínsecamente vinculada a la antropología antropocéntrica, lo cual significa que las tareas del ser humano que se realizan en beneficio de la humanidad deben corresponder a ese universo.
Por otra parte el mismo Feuerbach señaló que la política de derecha carece de fundamentos humanos porque se vincula artificiosamente a la antropología teocéntrica cuyos alcances se limitan a las creencias religiosas vinculadas con un ser divino cuyo rostro nadie lo conocerá jamás.
La antropología antropocéntrica evidentemente fue derivada de los criterios eminentemente democráticos en los que fue sustentada la redacción de la constitución estadounidense, la cual también es el modelo de gobierno de Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia y de los cuatro países del Reino Unido de la gran Bretaña.
Lo anterior, dicho sea de paso, nos dice claramente que en el mundo actual, y después de la segunda guerra mundial solo han surgido las 7 únicas verdaderas democracias que corresponden a los países antes señalados y cuya maternidad legítima es de los Estados Unidos de América.
Regresando a los tiempos de mediados del siglo XIX, es importante precisar que el régimen del presidente Benito Juárez también nos legó una constitución que fue redactada por el Congreso Federal en el año de 1957 y cuyo sustento democrático fue el del modelo agrario de la pequeña propiedad de la tierra, tipo granja, que es idéntico al estadounidense y que garantiza plena legitimidad al derecho de la tenencia de la tierra.
Esa Constitución Juarista no fue derogada a pesar de las convulsiones históricas que México sufrió con la guerra de Reforma, la invasión francesa, el efímero imperio de Maximiliano de Habsburgo, y la dictadura del General Porfirio Díaz.
La dictadura señalada tuvo su final con la Revolución Mexicana que estalló el 20 de noviembre de 1910 y que fue encabezada por Don Francisco I. Madero, pero cuyo ejército se contaminó por el Marxismo que introdujeron los hermanos Flores Magón, y ellos fueron los que sembraron la semilla de la política utópica del Marxismo, cuya prevalencia quedó al descubierto con la redacción del Plan de Ayala, cuya raíz jurídica fue el modelo agrario ejidal y comunal.
La Revolución Mexicana culminó el 25 de mayo de 1911, fecha en la cual Don Porfirio Díaz dejó el poder presidencial, tras de lo cual fue lanzada la convocatoria para elegir al nuevo presidente de México cuyo triunfo le correspondió a Don Francisco I. Madero, quien en el año de 1913 sufrió un golpe de estado encabezado por el General Victoriano Huerta.
Después de ese atraco militar Don Venustiano Carranza logró reunificar las fuerzas revolucionarias que lo nombraron jefe del ejército constitucionalista cuya finalidad, fue la de rescatar el poder presidencial de manos del usurpador Victoriano Huerta.
Después de haber logrado esa meta revolucionaria, los izquierdistas encabezados por Don Emiliano Zapata lo presionaron para que fuera redacta la ley agraria de 1915, en la cual se incorporó la figura jurídica del ejido y de la propiedad comunal y aunque en contra de su voluntad, la promulgó Don Venustiano Carranza el 6 de enero de aquel año, lo hizo porque estaba seguro de que lograría que la Constitución Juarista solo fuera reformada, pero no derogada.
Desafortunadamente la mayoría de los 218 legisladores constituyentes de Querétaro se contagiaron y fueron fuertemente influenciados por los ideales del Marxismo Leninismo, que por cierto triunfó 7 de noviembre de 1917 y, posteriormente, formó la unión soviética.
El congreso de Querétaro se aferró al Marxismo Leninismo y por mayoría redactaron la constitución de 1917 con base en aquella ideología utópica que desafortunadamente, está vigente en la mayoría de los países del mundo que están acreditados como miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A eso se debe que el pueblo mexicano se encuentre aferrado a la falsa creencia de que somos un país democrático, pero hay que aceptar que en ese aspecto, la democracia verdadera se encuentra oculta detrás de la oscura penumbra del significado etimológico de dicha palabra, que ciertamente nos hace entender que se trata de un gobierno que debe surgir del pueblo para servirlo tal como en 1844 lo definió el filósofo alemán Ludwig Feuerbach.
Hay que aceptar que la ignorancia del concepto de la democracia verdadera como régimen de gobierno, y que fue creada por las trece colonias fundadoras de los Estados Unidos de América, es una realidad histórica que fue adoptada equivocadamente con la finalidad de engañar al pueblo mexicano con el manejo superficial del significado etimológico de esta palabra con lo cual no es posible acceder a su amplio significado conceptual.
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