Ciriaco Navarrete Rodríguez
Según los pronósticos de la Secretaría de Salud, tanto federal como las correspondientes a todos y cada uno de los estados del país, a partir del día 6 del presente mes de mayo del año en curso entramos a la parte más alta de la pandemia del COVID-19, pero el equipo encabezado por el doctor Hugo López Gatell nos señala que el referido impacto no es uniforme para todas las regiones de la República Mexicana, en efecto, es comprensible ese pronóstico porque ninguna pandemia ni epidemia están sujetas a ningún calendario sanitario.
Desafortunadamente siguen surgiendo personas insensatas que aducen argumentos falsos para confundir al pueblo mexicano con las mentiras que difunden a través de la prensa tradicional y de algunos canales improvisados por operadores de redes sociales cuya finalidad es la de engañar y asustar a algunas familias.
Los periodistas tamaulipecos en particular, y la gran mayoría de los colegas que somos respetuosos de la verdad y que la difundimos en las diversas entidades federativas del país, cuidamos de evitar decir mentiras y de respetar la información científica y profesional del gobierno de la república y la que surge de las estructuras gubernamentales de las 32 entidades federativas de México.
Esa ética profesional nos permite contribuir de manera más eficaz a la orientación que los mexicanos necesitamos para no caer en las garras de los profetas del desastre, cuyo daño solo les permite ganar mucho dinero, pero sin importarles la vida de los seres humanos que seguimos estando en riesgo de ser víctimas de la pandemia en comento.
Por fortuna en nuestro estado de Tamaulipas los defectos de la pandemia referida han sido mínimos, muy a pesar de los lamentables decesos que ya han acontecido, y por eso es muy oportuno señalar que la Secretaría de Salud del gobierno del estado ha cumplido con su deber a pesar de los riesgos que los contagios significan y que pueden afectar a más conciudadanos, particularmente a las y los trabajadores del sector salud para quienes debemos expresarles nuestro más elevado reconocimiento y las felicitaciones más sinceras porque están convertidos en verdaderos héroes y heroínas que a diario arriesgan la vida en sus peligrosas labores de combate al COVID-19.
Por otra parte, también es muy meritoria la labor que vienen haciendo diversos trabajadores del gobierno del estado que encabeza en licenciado Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien dispuso una oportuna regulación del transporte público mediante el cual se ha fortalecido la permanencia en sana distancia para
evitar la multiplicación de los contagios que pudieran aumentar el impacto de la pandemia que nos ocupa.
En otro orden de ideas, es importante señalar que el gobierno del estado también dispuso la regulación de la circulación de los vehículos del transporte privado, y de esa manera se ha disminuido notoriamente el contagio del coronavirus que ha estado diezmando a la población mundial.
Es muy saludable insistir en la recomendación de quedarse en casa y de mantener nuestra sana distancia tal como se ha venido haciendo por indicaciones de las autoridades gubernamentales, y por los técnicos y científicos cuyos acertados pronósticos han evitado el incremento de los decesos, porque de lo contrario las consecuencia serían imponderables, razón por la cual, es plausible que las autoridades gubernamentales no se hayan asumido como todólogos, tal como era uso y costumbre adoptada por los gobiernos tradicionales.
A mis compañeros periodistas yo les aconsejo que nos convirtamos en grandes defensores de la verdad, sobre todo en los asuntos tan importantes como los que corresponden a los quehaceres que probadamente sirven para salvar nuestra propia vida y la de nuestros seres queridos.
Esa realidad después de 100 años de que el mundo padeció la pandemia conocida como fiebre amarilla y que diezmó a la población mundial, ahora tenemos la suerte de contar con profesionales de los servicios médicos y con medicamentos y vacunas avanzados, por ese motivo los efectos del COVID-19 no han sido tan catastróficos como en aquellos ayeres.
Esta última reflexión nos debe conducir a unificar esfuerzos para que gobernantes y gobernados luchemos juntos para fortalecer el desarrollo científico y tecnológico con el que podamos garantizar mayores seguridades de subsistir ante los efectos de las enfermedades, y en su caso de las epidemias y pandemias que tal vez nos afecten en tiempos futuros.
Qué bueno que México ya está participando en investigaciones científicas multidisciplinarias, pero hay que decir también que hace falta mucho camino por recorrer para evitar los rezagos y retrasos sanitarios en los cuales nos encontramos debido a las graves omisiones de los gobiernos tradicionales.
Termino el presente trabajo editorial reiterando mi convocatoria para que todas y todos hagamos esfuerzos sumarios en todo lo concerniente al cuidado de nuestra salud porque después de la vida y la alimentación, la salud es el tercero de los derechos humanos a favor de los cuales todos estamos obligados a luchar durante nuestra existencia en cualquier país del mundo.
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