Por Guadalupe E. González
HOY QUE EN MÉXICO, como en el mundo nos encontramos ante una muy grave adversidad, por el problema a la salud, dada la presencia del coronavirus o Covid-19, más que generar confrontaciones políticas, se tiene que llegar a la reflexión y, naturalmente, “encontrar el mejor camino”, para llegarse a acuerdos convincentes, porque, hoy los tiempos, “son para pensar en la unidad y no en el andar midiendo fuerzas políticas”, como viene ocurriendo en nuestro querido México, porque quien gobierna este país, “lejos de llegar el diálogo”, lamentablemente, se distancia de los sectores productivos, como ayer Andrés Manuel López Obrador, “se rehusó” en recibir a los empresarios del país, integrantes de las diversas cámaras, enviándolos con la titular de la Secretaria de Economía, cuya postura, en un marco de sensatez y respeto, me parece una incongruencia.
POR PRINCIPIO de cuentas, “los empresarios, son los que, generan empleos e inversiones en diversos rangos” y por esta razón fundamental, me parece irresponsable e inadmisible que, el Presidente de la República, les haya tributado “un trato indigno”, porque si los integrantes de este tan importante sector, pretenden o proyectan dialogar con quien dirige el país, es para “acordar temas” que fructifiquen o redunden en bien de la sociedad nacional que, es la que, “en estos momentos, mas debe importar”, y por este motivo, creo y considero que, “el desaguisado”, provocado por el ejecutivo federal, a los empresarios, más que fortalecer, quebranta a nuestro querido México
ANDRÉS MANUEL, en el 2018 en plena campaña decía que, de su parte, “no había rompimiento con los empresarios”, al contrario, que “estaba dispuesto al dialogo”, sin embargo, ahora que López Obrador, ya es Presidente, obra en total sentido opuesto, al no querer platicar con los sectores generadores de inversiones y empleos en la geografía nacional, cuyo detalle, confirma que, entonces, el mandatario mexicano, “más que pensar en el bienestar social de los pueblos de México”, le importa más imponerse y demostrar que, políticamente, “él, es el amo y señor el país”.
PENSAR ASÍ, la verdad, “es un error garrafal”, porque si vemos el escenario desde un punto de vista, con equilibrio político, debe comprenderse que, México necesita de todos los mexicanos, es decir, sin distinciones sociales o económicas y más, porque “estamos ante un flagelo que a todo mundo nos tiene en una muy marcada incertidumbre, porque “la gente no está yendo a trabajar, por la pandemia” y
muchísimas familias, “se están quedando sin la fuente de empleo”, porque los empresarios, al verse afectados en sus negocios, se ven obligados a tener que recortar personal y a otros liquidarlos y por ende, debería pensarse en “cómo ir resolviendo juntos” los problemas que ha traído el Covid-19, cuya enfermedad, sigue siendo la preocupación diaria de las familias de todo México y por ello, a juicio de quienes conocen de esta clase de acciones, consideran burdo el proceder el Presidente.
LOS TIEMPOS de “la guerra política”, debe hacerse a un lado, porque lo esencialmente básico, hoy más que nunca, es seguir atendiendo los esquemas de salud, para evitar que, el contagio siga causando estragos entre la gente, cuyo problema, lo vienen atendiendo con marcado empeño, las Secretarias de salud en México y en los Estados, pero lo que, en el mismo entorno de atención y servicio, debería prevalecer, entre la Presidencia dela República y las entidades, es la unidad para que, “el barco no se hunda”, porque en el monitoreo de crecimiento, “seguimos a la baja”, lo que, ha sido corroborado, en el marco de los hechos, cuya cuestión, a juicio nuestro, es un tema bastante lamentable y extremadamente preocupante.
POR ESTA RAZÓN, les diré que, en todo el territorio mexicano, debe predominar la unidad y la armonía, para que, los buenos propósitos, redunden en bien de las familias de todos los estratos sociales, pero más en favor de las que menos tienen y para ello, las instancias de Gobiernos, tendrían que encontrar el mejor común denominador, para que, luego de que vaya desapareciendo “el problema de la enfermedad que padecemos”, el crecimiento y el desarrollo económico vuelvan a florecer y, las empresas reactiven su economía, para que, naturalmente, generan todos los empleos posibles y también derramen inversiones, para que haya más fuentes de trabajo y esto, por supuesto, sea parte y esencia del buen futuro que todo país requiere y demanda para sus pueblos.
DEBE ENTENDERSE que, “las pequeñas y medianas empresas”, necesitan en plan urgente, resolver su problema de liquidez, eso no tiene vuelta de hoja, porque de no concertarse este buen propósito, tengan la seguridad de que, muchas de estas empresas, “no podrán continuar con las puertas abiertas”, al no poder subsistir, en cuyo detalle coinciden empresarios de reconocida solvencia moral y económica. Y en esto, es en lo que, por obviedad, debe pensar muy bien el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, porque finalmente, al no haber diálogos y buenos entendimientos entre empresarios y el Gobierno Federal, “la economía de México podría colapsar y entonces, el país podría irse al precipicio o “al despeñadero”.
Por hoy es todo y hasta mañana.
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