Ante la situación que enfrentan cientos de adultos mayores que no son atendidos de manera adecuada por sus familiares y que en la mayoría se encuentran padeciendo de enfermedades diversas, se hace necesario el funcionamiento de un asilo de ancianos, donde estas personas puedan recibir un trato digno y humano.
Estudios realizados al respecto indican que en la cabecera municipal de San Fernando, incluyendo en la zona centro, colonias populares, ejidos y zonas pesqueras, sobreviven personas mayores de 70 años que se encuentran padeciendo por el descuido de sus seres queridos.
En algunos casos que han trascendido, los ancianos además de ser mal alimentados, son sometidos a un trato despectivo, luego que sus familiares los tratan como si fueran una carga, olvidando lo que hicieron por ellos, aunque son estos últimos quienes manejan los apoyos económicos que les hace llegar el gobierno federal.
Padres y abuelos en edades avanzadas y con estados de salud deteriorados que requieren inclusive que los bañen y les pongan pañales, ameritan de la solidaridad de las instituciones y de la misma sociedad civil, para procurarles una vida más digna en el último tramo de sus vidas, porque muchos de estos viven solos, al no haber procreado descendencia o sus hijos residen en lugares lejanos.
Ante este panorama que refleja ingratitud, falta de conciencia y humanidad, se hace necesario que la sociedad civil se involucre para instalar un asilo de ancianos, donde se puedan concentrar a esas personas que por su edad y condiciones de salud, ameritan cuidados especiales.
Por otra parte se ha detectado que una cantidad indeterminada de ancianos que reciben la pensión bimestral del programa de apoyo de adulto mayor, son llevados a recibir este beneficio por sus hijos o nietos, pero en cuanto hacen efectivo el recurso, se los quitan de las manos.
Dinero que utilizan para pagar recibos de consumos de agua, electricidad, o cubrir otra clase necesidades de los hogares de los familiares donde habitan, mismos que usan ese dinero como un cobro por la atención que les brindan, sin considerar la deuda que tienen con ellos para sacarlos adelante por haber consagrado su vida a cuidarlos y buscarles alternativas de desarrollo humano.