Ciriaco Navarrete Rodríguez
En México, desde que el Gral. Lázaro Cárdenas, asumió la presidencia del país, a partir del día 1 de diciembre de 1934, se estableció la creencia, por cierto muy falsa de que los mexicanos, supuestamente, disfrutamos de una democracia verdadera, pero esa mentira se debe a la confusión del significado etimológico de la palabra, porque en realidad sus raíces grecolatinas dicen que se trata de que el gobierno debe surgir del pueblo para conducirlo de manera estrictamente antropocéntrica, es decir los habitantes de una nación democrática deben ser beneficiarios de un gobierno surgido del pueblo, por y para el pueblo.
Pero en realidad debemos asumir que el significado etimológico de la palabra democracia traducido con la simpleza anterior, no nos permite trascender al concepto, mediante el cual, nos debe quedar bien claro que para gobernar cualquier nación del mundo democrático se requieren leyes en mejora permanente, pero también se requiere el crecimiento continuo de la riqueza del pueblo y del gobierno porque solo de esa manera podremos contar los habitantes de cualquier nación del planeta con el poder económico en franco crecimiento constante para que podamos financiar el desarrollo del conocimiento a través de la educación porque solo desea manera podremos impulsar el desarrollo tecnológico, científico, y cultural.
En efecto, las leyes en mejora continua, son necesarias para que el gobierno tenga la fortaleza jurídica suficiente, para garantizar la paz social y la gobernabilidad que son los dos factores indispensables para asegurar el franco desarrollo de la industria y del comercio con la finalidad de que la riqueza se mantenga en crecimiento permanente, porque solamente de esa manera, tanto el gobierno como el pueblo tendríamos asegurado el financiamiento de la educación y todos los beneficios tecnológicos, científicos y culturales.
Con base en la explicación anterior nos debe quedar claro que el crecimiento de la riqueza solo se encuentra en las naciones con democracia verdadera, las cuales conforman el Grupo de los 7 y están encabezadas por los Estados Unidos de América que es la nación creadora de la democracia verdadera, por lo que su maternidad es innegable, le sigue Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, y el Reino Unido de la Gran Bretaña integrado por Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra que es la capital de ese reino.
Para aclarar mejor mis explicaciones, debo señalar que de las 163 naciones acreditadas como miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solo las diez naciones que conforman el Grupo de los 7 son democracias verdaderas, pero esa cognición, se debe a su poderío económico y financiero al margen de su particular poder militar, porque eso también da lugar a confusiones que tienen cierto parecido con la creencia errónea de que la democracia se debe reducir al significado etimológico del término, sin tomar en cuenta el concepto que ya explique en un esforzado resumen.
De lo antes expuesto es necesario precisar que hay 143 naciones subdesarrolladas, entre las cuales se encuentra México, y nuestro país penosamente no ha trascendido a la democracia verdadera porque esa calidad fue cancelada cuando se derogó la constitución juarista el día 1 de mayo de 1917, porque hasta esa fecha el congreso de aquel año le concedió el carácter de presidente constitucional a don Venustiano Carranza, quien se vio obligado a jurar aquel documento jurídico, en contra de su voluntad, porque su ideología era democrática y por lo mismo se asumía como gran defensor de los principios maderistas que le dieron sustento jurídico a la revolución mexicana de 1910.
Esa misma ideología democrática le costó la vida al presidente Álvaro Obregón, quien también fue asesinado en 1928, antes de tomar posesión como presidente de México.
Los asesinatos de Carranza y Obregón, fueron dos magnicidios orquestados y ejecutados por los rabiosos zapatistas que se asumieron como torvos defensores de la regresiva constitución de 1917, y de esa manera evitaron que esa normatividad involutiva fuera derogada por Carranza o por Obregón.
Así fue como, el Gral. Lázaro Cárdenas, se especula que actuó como autor intelectual de los asesinatos de Carranza y Obregón, y como el principal estratega de la guerra cristera que fue derrotada por las fuerzas maderistas durante la presidencia del profesor y Gral. Plutarco Elías Calles, sin embargo el Gral. Cárdenas no detuvo su marcha porque desde esos tiempos ya era un fuerte aspirante a la presidencia de México, cuyo objetivo logro, al ser postulado por el Partido Nacional Revolucionario (PNR), mismo que fue fundado por don Plutarco Elías Calles, y quien confió en el Gral. Lázaro Cárdenas, a quien finalmente en 1934, le ayudo a ganar la presidencia de México.
Es evidente que la confianza que depositó Calles en el Gral. Cárdenas, fue muy relativa, porque este último nunca dejó de ser un destacado zapatista y gran defensor del marxismo-leninismo; y así nació nuestra desgracia nacional antidemocrática.
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