A TAMBOR BATIENTE
San Fernando se distingue como una región de agricultores prominentes, de ganaderos exitosos y de pescadores experimentados, todos ellos han contribuido para darla esta región del país una imagen ejemplar en materia de producción, a partir de sus propias bondades naturales.
Y así lo reconocen en cualquier parte… pero a San Fernando la ha falta la visión empresarial de sus productores para sacarles a los insumos que aquí se producen, lo que en términos de economía llaman “el valor agregado”.
Porque aquí, que se cosechan tradicionalmente en temporada del ciclo temprano 800 mil toneladas de sorgo, no se ha impulsado la instalación de una planta en forma para procesar el grano rojo, para convertirlo en comida para ganado mayor y menor, cerdos y aves, de donde se desprende la leche, los huevos y gran parte de los alimentos que la nación requiere para mantener la soberanía alimentaria, o cualquier otro tipo de agroindustrias.
El ganado que se cría en San Fernando es de la mejor calidad; en sus praderas y matorrales hay comida silvestre para darle a la carne la categoría de orgánica, pero no hay un rastro tipo TIF, o una empacadora de carnes; ni siquiera para sacrificar cabritos y borregas y darles una presentación que mejore su valor comercial.
El camarón de la laguna madre tiene un bien ganado prestigio nacional, pero no hay una maquiladora y una marca comercial de este producto pesquero, muy bien cotizado en el mercado, mientras que cada año, la “hueva de Lisa” de la laguna madre, va a parar a la India y otros países de Asia, donde es muy bien pagada; cheque usted, a pesar de ser deliciosas las asaderas y tener una alta demanda, no hay una sola marca registrada, por citar un ejemplo.
En esta región hay además otros productos, como el machacado, el chorizo, las asaderas, quesos, chile del monte en escabeche, la pulpa de jaiba y otros alimentos de origen vegetal y animal que son muy del gusto de los comensales en cualquier parte del país y del mundo… pero nadie ha tenido la decisión de montar una integradora que sirva para que se conozcan más allá de la región y sobre todo, que sean mejor pagados a los productores.
No hay una visión empresarial, es bien claro; que hay excelentes productores ni quien lo discuta y que la naturaleza es prodigiosamente bondadosa, sería un pecado negarlo.
Aquí hay muy buenos productores, pero son estos quienes menos ganan con el trabajo que realizan; las ganancias fuertes de las actividades agropecuarias y pesqueras se quedan con los intermediarios; este es un fenómeno que deberían ver los jóvenes hijos de productores, que ya fueron a las universidades y han sido testigos de los efectos de las políticas macroeconómicas, que dejan en desventaja a quienes tienen sobre sus hombros la tarea de producir.
Porque al paso que van las cosas, San Fernando seguirá produciendo y la industrialización de los productos seguirá haciéndose en otra parte, donde se quedará lo más jugoso de las utilidades de la producción que se realiza en esta parte del país, donde la mano de obra es también de la mejor calidad.
Tiempo de voltear la vista para analizar nuevas oportunidades para una región que tiene a la vista alternativas de prosperidad, desarrollo económico y de bienestar para las familias que forman su principal riqueza y que se han quedado atrapadas en un tradicionalismo que no permite el progreso que merecen quienes con su trabajo, le dan de comer a toda una nación.