A TAMBOR BATIENTE
Ni la adversidad de los tiempos actuales, es capaz de moderar el ánimo de la población para enfocar asuntos más sustanciales y de beneficio común, sobre esa atroz incultura que recreamos, cada que se presenta la oportunidad para denostar a los demás.
Me llama la atención que adelantándose a los tiempos de la cuaresma, en las redes sociales ya estén crucificando a la titular del DIF San Fernando ROSA ÉLIDA GARZA SOSA, a quien por el hecho de andar repartiendo frijoles en kilos, le acaban de endilgar un calificativo que ya tuvo la virtud de viralizarse.
“Lady Frijoles” es el sobrenombre que le fue impuesto y así es como ya se le conoce en Tamaulipas y más allá de sus fronteras, porque hasta en Texas donde radican miles de originarios de estas latitudes, gracias a la velocidad de las redes sociales, ya la identifican con ese mote.
Meses atrás hubo una propuesta en la cámara de diputados para echar abajo ese tipo de actitudes, luego que más de una legisladora fueron víctimas de acosos similares por hechos estrambóticos en que incurrieren a la luz pública, pero no pasó de ahí, lo que indica que esa práctica seguirá, mientras no se legisle.
El tema es que la agresión virtual de calificar despectivamente a hombres y mujeres alcanza connotaciones mayores, cuando sus familias –principalmente los hijos- son satanizados por los apodos que se aplican a sus progenitores.
Total, en los funcionarios públicos se entiende que por el sueldo que cobran –o por lo que se llevan- están expuestos a eso y más, pero no así cuando el sarcasmo social termina convertido en acoso.
Regreso con la presidenta del DIF San Fernando para comentar que no solo ella anda repartiendo frijoles en kilos, pero no mencionan a nadie más en ese frenesí de andar entregando –solo eso- leguminosas que fueron donadas por alguien más, para llevar ese alimento básico en la dieta del pueblo, hasta las mesas de los más necesitados.
Nada que agradecer –igual que las cebollas- o en todo caso, reconocerlo a quienes donaron el producto, porque de otra manera es como guardarles gratitud a los empleados de Telecomm, que pagan los recursos de los programas federales.
La política anda muy revuelta en el municipio, aun al interior de los mismos partidos, por eso este tipo de acciones tampoco se pueden tomar como producto de la causalidad, sino como un golpeteo, al estilo “amor con amor se paga”.
Pero el tiempo es bueno para sugerir a quienes andan en el reparto, para que se coordinen, que si una entrega limones, los otros y otras regalen azúcar para elaborar una bebida refrescante y que en lugar de amontonarse dando cebollas, que se diversifiquen con tomates y chiles pasar armar ricas salsas.
Porque esto ya nadie lo para; la política no admite tampoco tanta delicadeza y sus actores y actrices conocen los riesgos que implica buscar acceder al poder político y económico o tratar de retenerlo… así que con “hastages” o sin ellos, seguirán en el reparto… de lo ajeno, porque no se mira a nadie que esté donando algo de su sueldo, o de su patrimonio. ¿O sí?… se valen comentarios.