Esta es una conmovedora historia de éxito; una mujer sobreviviente de cáncer, tuvo que dejar su tratamiento porque los programas sociales que le brindaban apoyo dejaron de ayudarla en los momentos en que más lo necesitaba para buscar la forma de ganarse la vida.
Se trata de la señora Blanca Esthela Castillo Lucero, más conocida como “La Tía Blanquita”, quien al darse cuenta que estaba fuera de toda ayuda oficial decidió aceptar el reto de la vida y en su domicilio de la colonia Bellavista Norte, se puso a elaborar tortillas de harina, con “palote”, como le llaman al madero redondo que se usa para darles forma.
A los pocos días comenzó a correrse la voz entre la población de la calidad de las tortillas de harina que ella directamente elabora con un estilo artesanal que distingue el producto y las piezas además de exquisitas, son más baratas que en los comercios locales donde las venden utilizando conservadores.
Y en su decisión por salir adelante, puso en marcha la venta de frijoles cocidos por litros, que a diferencia de otros que ya se venden aquí, estos son elaborados utilizando leña, lo que les da un sabor muy especial y son hasta un 30 por ciento más baratos que en negocios locales.
De esta manera “La Tía Blanquita” sale adelante con el apoyo de su única hija y de su marido, el conocido ex soldador Paulino Ángel González Contreras, quien es popularmente conocido con el apodo de “El Diablo”, a quien un padecimiento doloroso, le impide seguir en su viejo oficio.
Este matrimonio llegó hace 45 años a San Fernando procedente de la huasteca potosina, buscando nuevos horizontes; el marido se dedicó a trabajar como operador de maquinaria y luego como soldador y no fue hasta hace algunos años que “La Tía Blanquita” enfermó de cáncer cervico uterino que después ser controlado, se manifestó de nueva cuenta en la Tiroides.
Hace dos años que dejó el tratamiento por falta de recursos, para pagarlo y se concentró en la elaboración de tortillas de harina y frijoles cocidos con leña, lo que le brinda los medios para sobrevivir; ella es una mujer de fe y asegura que confía en que la gracia de Dios va a seguir manifestándose en su vida, para darle salud y bienestar a su familia.
Sus tortillas son exquisitas y los frijoles una delicia, tan solo por esas razones vale la pena comprar en su pequeño negocio, pero también sería una forma de reconocer y rendir homenaje a una sobreviviente de cáncer, que con Dios por delante, nos deleita con esa gracia que tiene en sus manos, mientras que con una tierna sonrisa y palabras amigables, nos demuestra que en esta vida, hace más el que quiere, que el que puede.