Ciertamente DONALD TRUMP es un personaje muy singular; desde su campaña para la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica se le conoció como una persona qué le apostaba a la confrontación y la guerra ideológica, como principal instrumento de sus sueños por convertirse en mandatario del país más poderoso del orbe.
Luego ya como Presidente, se ha encargado de ratificar su vocación como guerrero para aplastar la disidencia de su país, -aunque sin conseguirlo- pero sí se ha enseñado con algunas razas y otros países que se encuentran bajo el dominio del imperio yanqui.
Sólo que en esta ocasión cuando ordenó el asesinato del general Iraní QASEM SOLEIMANI, cometió en peor de los errores, no le midió bien el agua los camote.
A las pocas horas siguieron más acciones, donde perdieron la vida importantes líderes religiosos de países islámicos que vinieron a exacerbar más el odio de esa región del mundo y terminaron por despertar La adormilada amenaza, que ya se cernía sobre la Unión Americana y la posibilidad del inicio de una tercera guerra mundial.
Efectivamente los Estados Unidos Norteamérica poseen el poder bélico más aplastante del mundo, pero no toma en cuenta que los musulmanes pelean y mueren con placer por defender a su tierra y en el nombre de Mahoma, de tal manera que para ellos la muerte es una bendición, porque los convierte en mártires.
Estamos en los umbrales de una confrontación bélica internacional y mientras Estados Unidos cuida que no lleguen los enemigos por aire, mar y tierra parece ignorar que hay miles de ciudadanos norteamericanos de origen Iraníes, iraquíes y de otros países de esa región Islámica, que conservan su identidad religiosa intacta, es decir son Musulmanes y ellos ya están en los Estados Unidos de Norteamérica, convertidos en potenciales coches- bombas o asesinos seriales.
Preocupa qué en las primeras líneas de combate, Los Estados Unidos utilizan por costumbre y estrategia enviar a latinos que buscan hacer méritos para adquirir la residencia o nacionalidad norteamericana, incluyendo a mujeres con deseos de asegurar su estancia legal en ese país.
Y así nos meten a todos en el combo, porque los mexicanos no la debemos ni la tenemos en esa absurda confrontación, pero todos tenemos familia radicando en las distintas regiones del vecino país, expuestos a ir a una guerra que no es de ellos, pero qué miran como un instrumento para asegurar una existencia más tranquila… si llegan a sobrevivir. Así que no veamos con indiferencia, con ironía o divertidos la situación que vive en estos momentos Estados Unidos de Norteamérica, sino que estemos atentos y solidarios, de ser posible en una cadena de oración, para lograr que se conjure la gran amenaza que representa una tercera guerra mundial y la suerte que pueden correr nuestros familiares y compatriotas radicados en el lado americano.