Un duro golpe viene sobre cafeterías y cooperativas escolares, al entrar en vigor nueva ley que elimina la venta de comida “chatarra” en las escuelas del nivel básico en el país y que constituye la principal venta en esos establecimientos.
De acuerdo a la nueva disposición que entrará oficialmente en vigor el próximo lunes 31 de marzo, en las escuelas ya no podrán vender productos de baja calidad nutricional o nocivos para la salud de los educandos.
Entre el listado de productos que establece el manual emitido al respecto, que no se podrá vender en las cooperativas o tiendas escolares a partir de esa fecha, contempla: cacahuates fritos son sal añadida, frituras de harina, donas, flanes, hamburguesas, hot dogs, jugos de caja, néctares, refrescos o bebidas gasificadas, papas fritas, pasteles, pizzas, chicharrones de cerdo y de harina.
En cambio, si podrán vender: elotes o esquites con limón (media taza), palomitas naturales (40 gramos), pasitas (dos cucharadas y media), alegrías o obleas con pepitas (35 gramos), yogurt natural sin sellos (tres cuartos de taza), cacahuates con cascara (15 piezas máximo), tlacoyos de requesón, ensalada de nopales, tortas de frijoles, de pollo y quesadillas de maíz.
La nueva disposición oficial es de carácter obligatorio y los directivos de las escuelas han sido apercibidos de la fecha en que entrará en vigor y de la rigurosidad de una norma que pretende evitar que los educandos contraigan enfermedades a edad temprano por consumir en forma inmoderada y frecuente grasas y calorías que predisponen a la obesidad, diabetes y otros padecimientos crónico- degenerativos.
Se prevé que la disposición echará por tierra las ventas de las tiendas escolares, luego que van a retirar los productos de mayor demanda entre la población escolar, mientras que los que se encuentran autorizados no forman parte de las costumbres de niños y adolescentes que a escondidas, en las mochilas podrían llevar lo que se les antoje.
Podría ser el fin de un negocio que se ha mantenido por décadas para beneficio de padres de familia que manejan contratos de las cooperativas o cafeterías y directivos escolares, que reciben una parte de las ganancias por hacerse de la vista gorda, permitiendo entre otras cosas, que se venda comida “chatarra” en las escuelas, aun a costa de la salud de los alumnos que la consumen.