Por Aristeo Manilla García
Ciertamente, este municipio, al igual que la mayor parte del país, sufrió los embates de una aterradora ola de violencia que dejó mucho hogares enlutados y búsquedas de personas desaparecidas, que parecen no tener fin.
Se perdieron patrimonios y se dio un desplazamiento de miles de familias, que en la mayor parte no regresaron; es cierto, aquí pasaron cosas muy malas y bastante feas.
Pero al igual que un huracán devastador que termina convertido en una depresión tropical, las condiciones de San Fernando ni remotamente son las mismas de hace diez años.
Aunque… ante los ojos del mundo, somos la referente de la cruel masacre de 72 migrantes y un gigantesco cementerio clandestino, donde aparte de las narcofosas del sitio conocido como “El Arenal”, todo el municipio se convirtió en inmenso sepulcro.
Los hechos del 2010 y 2011 que detonaron el nombre de San Fernando a nivel mundial, se convirtieron en un registro de la memoria colectiva, que ahora, a más de una década de distancia, sirve para que mencionen este municipio como antecedente de cualquier hecho criminal, desagradable o estruendoso.
Y que los medios magnifiquen el nombre de San Fernando puede ser parte de un estilo noticioso, precisamente por lo popular que es, pero que las instituciones también aprovechen esa notoriedad para usar al municipio como antecedente de eventos catastróficos, ya no cuadra.
Por ejemplo: hace días, el Sistema Sismológico Nacional emitió una alerta de temblor a 88 kilómetros al noroeste de San Fernando, dando unas coordenadas que al ser ingresadas al google maps, dieron que las poblaciones más cercanas, eran Cruillas y Méndez en el estado de Tamaulipas y China, del vecino Nuevo León.
Lo anterior generó polémica, caos y disgusto entre quienes pudieron comprobar que las coordenadas no pertenecían al municipio; por fortuna no pasó nada, solo se confirmó el arraigamiento de una costumbre nociva, con el nombre de San Fernando.
Han ocurrido hechos violentos en la carretera que comunica a Reynosa, asaltos de autobuses en territorio de Soto la Marina, accidentes en el municipio de Jiménez etc. y lo primero que surge como referencia, es San Fernando.
Por ningún lado se menciona que es uno de los primeros productores de sorgo, que el camarón que se extrae de la laguna madre es de primera calidad, que está entre los primero lugares en la producción de jaibas y lisas, que cuenta con excelente ganadería y que buena parte del gas que se utiliza en el norte del país para preparar los alimentos en los hogares, surge de las entrañas de San Fernando.
Tiempo de darle vuelta a la tortilla; nos tienen que conocer por lo que realmente somos, no por las atrocidades que vinieron a cometer personas originarias de otras regiones y países; esta es una tierra fértil, de gente buena y de trabajo, que merece que la miran con respeto y la traten bien.
Está en nosotros divulgar todo lo positivo que tiene San Fernando y lo que se está haciendo para cambiar el rostro de una población que merece un destino mejor y que no tiene que ser etiquetada por hechos ajenos que ya quedaron en el pasado y que aunque duela recordarlos, tienen que permanecer enterrados.
Me resisto a pensar que siempre que pase algo en las cercanías, tengan que sacar a relucir el nombre de San Fernando, en vez de mencionar las bondades de un municipio generoso y hospitalario, que a 273 años de su fundación se mantiene en pie, pese a todos los vendavales que ha tenido que afrontar, gracias al carácter de sus habitantes que no se dejan vencer ante ninguna clase de calamidades.