A un año del secuestro de Lucianito; hecho muy doloroso, que pesa en San Fernando

Mañana se cumplirá un año que se registró en San Fernando uno de los hechos más infames que se tenga memoria desde el 2010, en que detonó el fenómeno de la violencia, que llegó para quedarse como una modalidad, a la que la población ha tenido que adaptarse.
Fue el 8 de julio del año 2020, cuando en horas de la tarde el adolescente Luciano Leal Garza de 14 años de edad llegó hasta el parque lineal localizada en el fraccionamiento “Las Fuentes” para entrevistarse con una muchacha que lo había citado en ese lugar, en lo que parecía ser el inicio, de una relación propia de la edad.
Pero todo era una trampa; miembros de la propia familia del adolescente lo secuestraron en ese lugar, para luego exigir a sus padres rescate por liberarlo; tres veces pagaron diferentes sumas para que lo dejaran libre, pero en vez de cumplir, lo mataron y enterraron en un predio localizado en una de las colonias populares de la ciudad.
Los padres del menor, Luciano Leal Vela y Anabel Garza Rivera, desataron una búsqueda incansable por todos los rumbos del municipio, apoyados en un voluntarioso grupo de ciudadanos que no los dejaron solos, compartiendo su pena y la ansiedad por dar con el paradero del menor plagiado.
Hasta el palacio nacional en la Cd. de México llegaron los padres del menor en busca de justicia, logrando que el gobierno federal se sumara a la búsqueda de su hijo y de los responsables del delito; uno de ellos estaba en Matamoros, a donde fue a esconderse para disfrutar del botín logrado con la sangre derramada de su propio familiar, un muchacho inocente, bueno, que apenas comenzaba a vivir.
Sobre estos hechos hubo al menos dos detenciones, antes que el expediente fuera archivado, ante la incredulidad de una sociedad que aun sostiene que faltan cuando menos dos más por ser aprehendidos, para que paguen con cárcel, la ofensa que cometieron contra su propio linaje y la sociedad sanfernandense.
La búsqueda de Lucianito duró tres meses, hasta que uno de los autores materiales al ser apresado –Erick Gamaliel Garza- llevó a las autoridades hasta el lugar donde lo habían enterrado después de asfixiarlo, en uno de los episodios más tristes que se tenga memoria y que a un año de distancia, mantiene a un sector de la población todavía conmocionado y con miedo de nuevos episodios que puedan presentarse.
Todo esto en tiempos donde la tranquilidad social se balancea de un hilo muy delgado y frágil, ante un escenario que algunas personas miran con relativa normalidad, después de tantos hechos desagradables que han ocurrido en este girón del territorio tamaulipeco en la última década.