Por Aristeo Manilla García
El famoso y fallido proyecto del Acuaferico de San Fernando, construido entre los años 2013 y 2014, con recursos de PEMEX con un costo de 80 millones de pesos, no fue más que dinero tirado a la basura.
La elaboración del proyecto estuvo a cargo de un despacho de profesionistas que cuando venían a San Fernando portaban indumentarias con logotipos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, aparentando que la casa de estudios superiores, estaba al frente de su elaboración.
Las familias que viven a una cuadra del tanque gigantesco, con capacidad para 2 millones de litros de agua, saben que se trató de una obra inútil, cuyo costo a cargo de las finanzas de Petróleos Mexicanos, solo sirvió para engrosar los bolsillos de los autores del proyecto, de altos funcionarios de PEMEX y de la empresa IHSA, bajo cuya conjunción, se aplicaron los recursos y se ejecutó la obra.
En el resto de la cabecera municipal, cualquiera puede dar fe que el mentado Acuaferico no es más que un “elefante blanco”, un monumento a la corrupción y una burla más para un pueblo que se desangra entre el saqueo de sus recursos naturales y la desviación de fondos presupuestados para solucionar sus necesidades más básicas.
Se puede decir que no es posible que se desperdicie una inversión de 80 millones de pesos, pero sí, ya está hecho y muy mal, por cierto.
Esas son las obras que hace PEMEX en “sociedad” con IHSA mediante empresas propiedad de ellos mismos, que los ejecutivos deciden, se aprueban y se realizan, sin preguntarle al pueblo.
Esa es la misma historia de la inútil planta tratadora de aguas negras construida también en asociación PEMEX- IHSA que costó más de 60 millones de pesos y que no está funcionando ni al 10 por ciento de su capacidad, aunque si sirve de fachada para jugosos negocios que se realizan con los desechos tóxicos que se extraen de los campos “Los Nejos” y que son vertidas ahí, con tratamientos básicos que no les quitan la agresividad que representan para el medio ambiente.
Que les digo del no menos famoso Polideportivo, construido por la carretera a la laguna Madre, cerca del ejido Nuevo Tlaxcala, donde se aplicaron más de 25 millones de pesos y cuyas instalaciones además de saqueadas, lucen destruidas por el desuso y la falta de mantenimiento, sitio que se ha convertido en espacio para el pastoreo de ganado menor.
La planta tratadora de aguas negras a base de macrofitas y el Polideportivo, proceden del mismo despacho que elaboró el proyecto del Acuaferico.
Si hacemos cuentas, son más de 165 millones de pesos de las arcas de PEMEX bastante mal aplicados en San Fernando, que ameritan de una investigación y que los responsables del saqueo disfrazado de obras fraudulentas, reintegren esos recursos para que puedan ser aplicados en soluciones a las necesidades de la población.
Con ese dinero se puede hacer un hospital nuevo, construir una planta potabilizadora de agua potable que tanta falta hace, reparar el vetusto drenaje dañado por el paso de los años, transformar la imagen urbana y muchas cosas más para provecho de las actuales y nuevas generaciones.
Porque parece que ya se hizo costumbre el saqueo a San Fernando; no solamente las autoridades estatales y municipales se han dado el lujo de jugarle el dedo en la boca al pueblo con obras caras, deficientes e innecesarias, sino que hasta ejecutivos de PEMEX e IHSA han puesto su mejor esfuerzo para robarse el dinero que debió ser aplicado de manera efectiva, en temas que debieron consultar con el pueblo, antes de asignarlas a las constructoras de su propiedad.