Entre entusiastas cifras de las autoridades acerca de la recuperación de la economía en la localidad, después de sufrir varios años el fenómeno de la inseguridad en Tamaulipas, construcciones comerciales localizadas en céntricos sectores de la ciudad, demuestran que todavía persisten secuelas nocivas de los malos funestos.
Una cifra considerable de negocios localizados en céntricos sectores de la ciudad, son fiel testimonio de la huida de familias enteras que en su momento, fueron víctimas directas, o colaterales de la violencia, amenazas, extorsiones, secuestros y roda clase de delitos de alto impacto.
Las calles del primer cuadro de la ciudad no se salvan de la imagen de desolación que reflejan construcciones abandonadas y destruidas por malvivientes para aprovechar sus instalaciones eléctricas, puertas y ventanas, entre otras.
En ruta por las calles del centro histórico de la ciudad para llegar hasta la plaza principal, se miran comercios cerrados, igual que casas habitación, cuyos habitantes prefirieron dejar abandonadas, ante la difícil situación que se vivió por una larga y aciaga época.
Actualmente, la seguridad ha mejorado de manera considerable, sin embargo la mayor parte de los dueños de los locales comerciales que fueron cerrados se resisten a reiniciar las actividades que realizaron durante décadas, por temor a volver a vivir situaciones que marcaron sus vidas, dejándoles profundas cicatrices que les impiden retomar las actividades tradicionales.