En cuatro municipios que integran la región de “El Valle de San Fernando” fueron sembradas seis mil hectáreas de frijol negro “Michigan”, con el apoyo del programa federal “Kilo por Kilo”, que otorga 30 kilogramos de semilla hasta para 15 hectáreas, con la condición que una vez que coseche, el grano prestado sea devuelto para continuar con este beneficio a otros solicitantes.
El dirigente de la Central Campesina Cardenista René Reyes Cantú refirió al respecto que las siembras de esta leguminosa están a punto de terminar, mientras que mencionó que existe una enorme diferencia entre el precio de las cosechas de frijol, en comparación con el sorgo, que es el cultivo fuerte en esta porción de suelo tamaulipeco.
Señaló que debido a las excelentes condiciones de humedad que guardan las tierras en los municipios de Cruillas, Burgos, Méndez y San Fernando, se calculan rendimientos de hasta cuatro toneladas por hectárea, debido a las excelentes condiciones de humedad que guardan las tierras después de lluvias recientes.
Por otra parte, Seguridad Alimentaria Mexicana –SEGALMEX- ofreció comprar hasta 40 toneladas por productor, a un precio de 14 mil pesos, mientras que el resto de la cosecha lo podrán vender al mejor postor, inclusive por kilos al menudeo, con lo que el precio de la tonelada se podría colocar hasta en cerca de 30 mil pesos.
Mientras que el sorgo es pagado a los productores a razón de 3 mil 750.00 pesos por tonelada, lo que implica que hay que producir más de tres toneladas por hectárea para obtener utilidades semejantes a las de una sola tonelada de frijol negro, lo que representa un enorme diferencia a favor de los agricultores.
Reyes Cantú mencionó que tan solo en el ejido “Cándido Aguilar” del municipio de Burgos fueron sembradas 2 mil 283 hectáreas de este cultivo, por parte de 176 productores, donde se aplicaron 68 mil 490 kilogramos de semilla de frijol negro, de la variedad “Michigan”, que serán cosechadas en cuatro meses más.
Aparte que hay otra utilidad, ya que al sembrar frijol se estimula la oxigenación y nitrogenación de las tierras de cultivo, enriqueciéndolas para el siguiente ciclo agrícola, lo que no ocurre con otros vegetales, como el maíz, que provoca una enorme resequedad por las cantidades que absorbe de humedad y que dificultan realizar dos siembras en un mismo año.