A TAMBOR BATIENTE
Al difundirse ayer a través de las redes sociales imágenes del Gobernador de Tamaulipas FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA realizando donación de sangre para ayudar a la recuperación de enfermos del Covid 19, la respuesta social a rajatabla, fue contundente.
De nueva cuenta lapidación social, por parte de una sociedad que ya no cree ni en la paz de los sepulcros.
De entrada, hubo miles de opiniones de quienes rechazan que el mandatario estatal hubiera contraído el virus de moda, por los escasos días que tardó su recuperación y de hecho fueron muy pocos, casi todos empleados del gobierno del estado, quien expresaron creer en la enfermedad del Gobernador y salieron a defender el punto, sobre los sarcasmos, memes y toda clase de expresiones ofensivas para el jefe político, por lo que miles consideraron un show, para irse a descansar unos días en medio de una fuerte granizada mediática, orquestada desde la capital del país.
Y ahora, con esta auto exhibición de la donación de sangre, de nueva cuenta las redes sociales están inundadas de frases lapidarias, en un escenario que parece no tener reversa; “el poder desgasta y el poder total aún más”, reza vieja frase de la política.
En Tamaulipas lo estamos viendo; la caducidad del efecto CABEZA DE VACA apenas le va a dar para transitar, intranquilo por cierto, a cerrar su cuarto año de gobierno, pero aspirar a recuperar los niveles de popularidad y fe social que provocó su triunfo en las urnas en el 2016… ¡ni soñarlo!.
En caso de existir asesores y funcionarios de su gobierno que le estén sugiriendo este tipo de estrategias para ganar terreno, lo están engañando; no es por ahí.
Pero ¿qué tal convertirse –como lo hizo MANUEL CAVAZOS LERMA- en un gobernador itinerante, amaneciendo en Nuevo Laredo y cenando en Tampico; durmiendo en Nuevo Laredo y por la tarde en Matamoros?. No tiene tanta gracia, solo tienen que voltear.
Lo demás es resolver cuando menos las demandas más básicas del pueblo, pero ni una cosa ni otra; no se le puede dejar todo el trabajo a las redes sociales sin correr el riesgo que el tiro salga por la culata, menos todavía, cuando pasan por alto que desde hace fácilmente más de un año, ya no cuenta con la aprobación de quienes originalmente lo llenaban de alabanzas.
Cuando se voltea la porra, hay que arriar banderas y cambiar el estilo; en estos momentos algo de humildad sería una buena señal… pero no se miran ganas de bajarse de la nube.