Ciriaco Navarrete Rodríguez
De acuerdo con las investigaciones científicas de los médicos y especialistas que diariamente vigilan la evolución de la pandemia del COVID-19 y quienes tomaron en cuenta los colores de los semáforos, mediante los cuales se indican los datos correspondientes a la intensidad de la pandemia que nos está afectando, determinaron que todo México amaneciera en semáforo rojo a partir del día 8 de Junio del año 2020.
Es importante señalar que los saberes verdaderos de los referidos científicos mexicanos, quienes están encabezados por el muy destacado facultativo Hugo López Gatell son informes de calidad irrefutable.
También debo explicar que la verdad irrefutable a la que hice referencia está sujeta a la epistemología de la razón científica, cuya dialéctica se maneja de lo particular a lo general y de la información probable hasta llegar a la que ha sido plenamente comprobada.
Por tal motivo, los mexicanos debemos de entender que el fin de cualquier pandemia carece de fechas precisas, y por tal motivo los científicos mexicanos del sector salud, de manera muy acertada, se basan en cálculos matemáticos de alto nivel para predecir los efectos de la pandemia que estamos padeciendo, y que tiene importantes variantes en las diferentes regiones de la república mexicana.
Abro un paréntesis para reconocer el gran trabajo científico del doctor Hugo López Gatell, quien a raíz de su destacado trabajo se ganó el mérito de haber sido invitado como integrante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo cual significa una alta distinción para uno de los integrantes más brillantes que han encabezado la lucha por la protección de la salud del pueblo mexicano.
El doctor López Gatell, ha sido intencionalmente difamado por algunos senadores despistados que han sumado sus voces equivocadas a las indicaciones también erróneas de aquellos gobernadores de oposición que en mala hora han especulado inútil y negativamente en contra de la acertada labor del Sistema Mexicano de Salud y particularmente del equipo que nos ha guiado para cuidarnos de los mortales efectos del Coronavirus.
De cualquier manera, estamos recibiendo una gran lección que nos ha enseñado a diferenciar las informaciones verdaderas de nuestra salud con la finalidad de desechar la falsedad de los apátridas que siguen atentando contra la salud y la propia vida de los mexicanos.
Aquella sabia conseja popular que reza “Con la salud no se juega” trae consigo una gran enseñanza para todos los habitantes de nuestro país, y ojalá que los políticos
equivocados la tengan en cuenta para que en sus futuras declaraciones adopten la cultura del respeto pleno a la salud humana, porque sólo de esa manera dejarán de atentar en contra de la vida de propios y extraños.
Lo antes expuesto, también nos permite comprender que los quehaceres políticos y los gubernamentales que deben ser propios de estos tiempos que estamos viviendo, y en los cuales se han fortalecido mediante las redes sociales los manejos verdaderos de la información, de cuya realidad ausente estábamos convertidos en víctimas del periodismo tradicional acostumbrado a difundir graves mentiras como si hubieran sido grandes verdades.
Lo anterior y con base en la modernidad informativa, nos lleva a establecer necesarios criterios de comparación con el periodismo que se ejerce en las únicas 7 democracias del mundo, como lo son los Estados Unidos, que es la nación madre de la Democracia verdadera, seguida de sus iguales: Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia y el Reino Unido; en estas existe una legislación mediante la cual se obliga a los periodistas a hablar con la verdad, porque de lo contrario son severamente sancionados.
En cambio, en los países subdesarrollados que son el resto de las naciones acreditadas como miembros de la ONU, desde sus orígenes se han manejado undidas en el universo del periodismo plagado de grandes y pequeñas mentiras, tal como lo estamos observando actualmente en la China comunista donde mil millones de seres humanos están sujetos a los caprichos y designios del presidente Xi Jinping.
A propósito del gobierno chino podemos establecer una diferencia muy marcada de las estrategias gubernamentales de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en verdad está gobernando de la mano del pueblo mexicano, y como él mismo lo dice, a diario se están “barriendo las escaleras” de la corrupción nacional utilizando escobas flamígeras para que no quede “títere con cabeza”.
Sin embargo, debo asegurar que es indispensable derogar la constitución de 1917, cuya redacción está basada en el modelo agrario ejidal y comunal, que no le da una solidez al derecho de la tenencia de la tierra, y debido a eso será suficiente con rescatar la Constitución Juarista de 1857, misma que garantiza la democracia verdadera porque está redactada con base en el modelo agrario de la pequeña propiedad de la tierra, el cual es idéntico al norteamericano, y garantiza de esa manera el crecimiento de la riqueza.
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