A TAMBOR BATIENTE
La presencia del Ejercito Mexicano y la Marina, ya es visible en tareas de seguridad pública en la cabecera municipal de San Fernando, conforme a lo anunciado por el Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, en medio de una tímida polémica, sobre la conveniencia o pernicioso de esta medida.
Ojala sea para bien, aunque al menos en esta región y tal vez debido por la pandemia, los hechos delictuosos han disminuido a su mínima expresión, dando la idea que “todo está bien”, aunque no sea más que una ilusión, producto de mentes que quieren pensar que los problemas más graves que tiene el país, ya se van resolviendo.
Para fortuna de las familias locales no hay hecho recientes que lamentar aquí, pero en Cd. Victoria ocurrió hace días un trágico acontecimiento que sacudió a la sociedad local, por el crimen de un joven que gozaba no solo del cariño de su familia, sino que también de un gran afecto social, como quedó demostrado durante sus exequias.
Hoy por la mañana, se ha visto en San Fernando nutrida presencia de militares resguardando la seguridad de la ciudadanía pero en plan de espectadores, sin intervenir para evitar en las calles, la presencia cada vez más populosa de personas que no pueden someterse a una cuarenta mortal para su economía.
El ejército ha sido utilizado tradicionalmente en temas de soberanía y seguridad nacional, pero ahora se justifica porque estamos en medio de una emergencia nacional de salud, que igual requiere de utilizar protocolos similares a los utilizados en el Plan DN-111, aplicable para casos de desastres naturales.
Esperemos que los militares presenten un trato cordial con la población sin dar lugar a quejas, porque no vaya a resultar que “después de aporreados, apaleados” y que vengan a evitar que los policías estatales sigan manteniendo esa actitud abusiva, que tantas veces ha sido exhibida, sin que nadie de los mandos se haya tomado la molestia de intervenir, para poner las cosas en su lugar.