A TAMBOR BATIENTE
En momentos de efervescencia mundial por la pandemia y las condiciones preocupantes en que se encuentra el país, llama la atención la forma de actuar de personajes que son claves en el desarrollo de la vida nacional, actores que invariablemente, cuando menos por la situación que prevalece, deberían remar en la misma dirección.
Cada día que pasa vemos que se va deteriorando más la relación entre el Gobierno Federal y el Gobierno de Tamaulipas bajo un intenso fuego cruzado de acusaciones que se van exacerbando, mientras que la intención de romper con el pacto fiscal federal, se va también consolidando.
Y déjeme le digo que si esto llega a pasar, sería fatal para el proyecto de la 4T; si Jalisco, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se “amarran” en no enviar las contribuciones que se captan en esos estados y que son enviadas al Gobierno Federal ¡aguas!, porque entonces la política proteccionista a los adultos mayores y los “ninis”, que forman la principal fortaleza del gobierno de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, estaría en grave riesgo.
No se mira fácil que esto pueda suceder, pero cabe dentro de lo posible, porque los gobernadores arguyen inequidad en los presupuestos que reciben, que no corresponden a los ingresos que generan y que se están aplicando en mayor beneficio a estados del sur del país, los más pobres y obviamente, los que menos producen dividendos a las arcas nacionales.
Aquí es donde debería entrar la Secretaria de Gobernación, la señora OLGA SÁNCHEZ CORDERO, quien por la naturaleza de su cargo como responsable de la política interior del país, desde hace tiempo debió asumir el papel de interlocutora, porque entre sus principales deberes, aparece también cuidarle la espalda al Presidente LÓPEZ OBRADOR.
Me parece que alguien tiene que recordarle a la Secretaria de Gobernación que su obligación principal, es que se mantenga el equilibrio de la vida nacional y que esta armonía, depende en buena medida de las decisiones políticas, considerando que en todos los tiempos ha permanecido vigente un principio que reza “más vale un mal arreglo que un buen pleito”… porque como van las cosas, la ruptura asoma como una de las principales alternativas.