A TAMBOR BATIENTE
Desde mi modesta percepción, esto que estamos viviendo tiene todas las características de una guerra mundial, que en orden cronológico sería la tercera, cuyos propósitos nada nobles, tienen que ver con planes de dominación mundial a través de la supremacía económica.
Después de la segunda guerra mundial librada en el siglo anterior, comenzamos a oír que la tercera confrontación de ese tipo, ya no sería con tanques de guerra, metralletas o con misiles, sino que serían utilizadas armas químicas y agentes biológicos.
¿El coronavirus será una arma química o un agente biológico?… tarea para los que dominan temas de esa índole, pero los afectos que está dejando la pandemia, parecen letales para la economía mundial, aunque explican que la brutal caída del precio del petróleo, obedece a otro tipo de circunstancias.
Podría ser coincidencia que se empalme con la pandemia, pero estamos en un mundo donde las causalidades se encuentran en riesgo de extinción y no es por alarmar porque yo forma parte de esas generaciones, pero así como los nazis intentaron el exterminio de la raza judía, en esta ocasión, el blanco de la pandemia, somos los más viejos, cuyos sistemas inmunológicos se encuentran más deteriorados.
En el mismo combo van también los necios, los que dicen que el Coronavirus no existe y que no toman ninguna precaución; esa es la primera línea del objetivo que servirá para consolidar un nuevo liderazgo mundial o confirmar a los Estados Unidos de Norteamérica como la primera potencia del orbe.
Pero así como los alemanes no lograron el exterminio de la raza judía, podemos confiar en que por mayores o enfermos que seamos, el que dice la última palabra, se ha distinguido siempre por cuidar de los más desvalidos, mientras que la perversidad es un “bumerang” que por naturaleza, acostumbra regresar hacia quien lo lanzó.