A TAMBOR BATIENTE
Al paso de los días y como están las cosas, estamos viendo actitudes de personas que se sienten altamente irritadas por el encierro y otros factores que limitan y entorpecen la dinámica personal, de sus familias y el entorno acostumbrado.
Se miran en las redes sociales expresiones malhumoradas, de franca agresión hacia los demás, como si con eso se pudiera resolver el trauma que representa para muchos el encierro, o para resolver las necesidades de los hogares.
Hay además un segmento de la población, que requiere “calmantes” para la ansiedad, que en estos momentos no se pueden conseguir, porque la pandemia vino a reducir a su máxima expresión, la mayor parte de las actividades consideradas hasta antes, como “un buen negocio”.
Sugerencia: evite el trato con personas nocivas para la salud mental, la amargura, depresión y el mal humor son contagiosos, de tal manera que si nos tenemos relación constante o esporádica con quienes se andan ahogando entre la amargura y el odio hacia los demás… ¡cuidado!, porque son portadores de una cepa peor que el Coronavirus.
En una visión personal que les comparto, esperando que sea útil a quienes se sienten invadidos por pensamientos y sentimientos negativos, me hago a la idea que una voluntad superior decretó vacaciones por un tiempo que no será muy largo y que hay que aprovecharlas, para hacer un alto en el camino y tomar aire fresco para después continuar.
Comentario que realizo con todo el respeto para hombres y mujeres que no se pueden quedar en casa porque tienen familias que mantener; todos ellos son merecedores de una bendición colectiva para que puedan pasar por esta contingencia sin consecuencias lamentables, mientras que quienes viven atormentados sus propios demonios, también los mejores deseos, para que puedan encontrar dentro de ellos mismos, la paz que han perdido.
Cada que pueda ríase, abrace a su familia, cante, baile y haga todo lo que pueda, para no permitir que el desánimo, la amargura y el odio guíen sus pasos en este tramo inesperado del tiempo que nos tocó vivir.