A TAMBOR BATIENTE
Por Aristeo Manilla García
Sin duda que se entienden los reclamos de los campesinos de San Fernando, porque históricamente se han quejado de condiciones injustas en el desarrollo de la importante actividad que desarrollan, para que se produzcan los alimentos necesarios para la supervivencia humana.
Pero de ahí, a que esa inconformidad de vuelque sobre personas que no tienen ninguna culpa de las políticas que les aplica el gobierno, creo que esto no puede seguir así; las personas que van por carretera, no pueden de pronto quedarse atrapadas en un bloqueo, donde además de tiempo, se pierden dinero, citas médicas, entrevistas de trabajo, arribo a las escuelas etc., formando un amplio catálogo de perjuicios.
Con todo el respeto que se merecen los productores agrícolas, tienen que entender que sus acciones en este sentido, no son las más correctas, oportunas y mucho viables para que se corrijan las problemáticas que exponen.
¿Piensan que le quitan el sueño al Presidente de México?… pues no; pero además el mandatario ya les dijo que no se va a dejar llevar por presiones ni chantajes; más claro no puede cantar un gallo.
Entonces ¿para qué hacer algo que perjudica a miles de inocentes, pero que no va a servir para que se acomoden las cosas de acuerdo a los deseos de los campesinos?.
Luego, queda la duda si se trata de protestas genuinas o hay “mano negra” detrás de todo esto; le digo porque si bien las protestas están enfocadas en contra del gobierno federal, no se miran en los bloqueos funcionarios del estado a quienes por obvias causas, les compete ver estas problemáticas, como primeros interesados en que no se trastoque la paz social de Tamaulipas.
¿Dónde están esos funcionarios?… ¿soplándole para que se haga más fuerte la llama del desorden?. Se escucha que hay patrocinio económico para estos “eventos” con el afán de exacerbar la irritabilidad de los campesinos y de los afectados por los bloqueos, en contra del Presidente LÓPEZ OBRADOR, por asuntos que son de carácter netamente político.
Los bloqueos en Tamaulipas a fuerza de costumbre se están volviendo leyes, ante el desconsuelo de los mismos productores que no miran claro con la realización de estos eventos y la indignación de miles de ciudadanos que resultan afectados con las manifestaciones que se han convertido en “el PAN nuestro de cada día”.
La pregunta es… ¿hasta cuándo?. Nadie va a responder, pero en esta serie de omisiones y conjuras, hay también quienes ganan y la misma gente habla de “afortunados” que ahora tienen vacas y tierras, que forman la ganancia de la movilización social ensayada en los últimos tiempos.
Finalmente, dentro de todo esto hay una gran conclusión: el estado de derecho ha sido vilmente rebasado por la anarquía que se alimenta de la omisión institucional y/o por confrontaciones políticas que vienen a impactar como siempre: en contra de quienes ni siquiera tienen vela en el entierro, en esta guerra: gobierno contra gobierno.