Este 14 de enero inició el juicio más esperado en Francia contra el sacerdote Bernard Preynat, quien abusó sexualmente de decenas de niños en la diócesis de Lyon. El caso resulta ser emblemático para el país, ya que demostró la ‘complicidad’ implícita de la Iglesia católica.
Sentado frente a una decena de sus víctimas, Preynat no negó las acusaciones y detalló que abusaba de “cuatro a cinco” niños por semana. Sin embargo, señaló que en ese entonces no se daba “cuenta de la gravedad” y que pudo tomar conciencia cuando comenzaron las denuncias.
“En la época, a mi entender, no estaba cometiendo agresiones sexuales, sino que eran caricias, cariños”, aseguró el exsacerdote de Lyon, según recoge AFP.
“Estaba equivocado. Son las acusaciones de las víctimas las que me lo han hecho comprender”, agregó Preynat, hoy de 74 años.
En ese año, Alexandre Hezez, una de las víctimas, se enteró por causalidad que Preynat continuaba sus labores en la Iglesia pese a que las autoridades eclesiásticas de Lyon sabían lo que había ocurrido. Decidió entonces escribirle directamente al papa Francisco y a la Fiscalía para sacar a luz el caso.
La investigación reveló detalles indignantes que hicieron temblar a los católicos de su país. Preynat nunca ocultó sus abusos, los había confesado en los años noventa ante sus jefes.
Sin embargo, el arzobispado, dirigido entonces por Albert Decourtray, encubrió las agresiones sexuales. Solo se limitaron a enviar al cura a otra parroquia, donde continuó haciendo misas y trabajos en contacto con otros menores.
La situación no cambió para cuando Hezez inició la denuncia. Nuevamente el arzobispado, ya con Philippe Barbarin a cargo, tampoco hizo nada al respecto. En un juicio en su contra, el cardenal fue declarado culpable de no informar a las autoridades sobre lo sucedido con Preynat.
En marzo de 2019, Barbarin recibió una sentencia de seis meses de prisión suspendida. En su declaración, dijo que se enteró de los “rumores” en 2010, pero que se dio cuenta recién en 2014, cuando una víctima se lo contó.
Pese a ello, ante los tribunales no admitió el encubrimiento y apeló la sentencia, que será vista el próximo 30 de enero.
“Un error de apreciación, de reacción, puede. Pero encubrir, hacer como si no supiera lo que sabía, jamás, jamás, jamás (…) no veo de qué soy culpable”, insistió Barbarin durante su juicio.