El Congreso de Tamaulipas se encuentra convertido en una gran tapadera de políticos y servidores públicos corruptos, ahora le explico.
Cuenta con una Comisión de Vigilancia y Cuenta Pública que preside por segunda ocasión el diputado maderense JOAQUÍN HERNÁNDEZ CORREA, más conocido como “El Joaco” y/o “La Quinita”, en referencia a su respetable y siempre bien recordado, el ex líder petrolero JOAQUÍN HERNÁNDEZ GALICIA, ya extinto.
Pues bien, hay cuentas públicas de Ayuntamientos y otros organismos, no aprobadas desde el año 2015 –es decir de hace cinco años- que ya debieron haber sido turnadas a la Procuraduría –ahora Fiscalía- Estatal-, o bien ser resueltas en cualquier termino… ¡pero ya!.
Se sabe y es creíble, que les están exigiendo a los alcaldes en suspenso “mocharse” con una parte de los recursos que no han logrado comprobar, en San Fernando está pendiente la 2016 y posteriores, pero también, que los tienen bien “lazados”, para que en las campañas políticas trabajen a favor del PAN.
Aquí como en China, eso es corrupción; en febrero viene otra revisión de un nuevo paquete de cuentas públicas, donde se espera que sean aprobadas las más rezagadas, aunque no hay ninguna certeza, porque si los ex alcaldes no pueden cubrir las exigencias económicas o bien están señalados de hacer proselitismo político en contra del PAN, sus expedientes podrían ir a dar a la FGT y de ahí… al bote.
Y aquí pregunto… si los ex alcaldes de hace tres o cinco años, no pudieron en el año siguiente comprobar los gastos que provocaron la reprobación de sus cuentas publicas ¿cómo pensarán que puedan hacerlo ahora?.
A estas alturas nadie puede dar facturas de un día antes o después y hay procedimientos anómalos de concursos de obras que no se pueden reponer, porque los recursos ya fueron ejercidos y ejecutadas las obras… entonces ¿cómo?.
Pero es inevitable que se tiene que dar una conclusión, aunque más que favor del derecho y la honestidad institucional, sea para engrosar los bolsillos de diputados que tienen en sus manos la “delicada” tarea de emitir un veredicto, lo que nos dice que como en los viejos tiempos: con dinero baila el perro.